El último día del mes de mayo transcurrió de manera extraña y bastante complejo. Para comenzar la ciudad amaneció enredada desde el momento que se conoció que en la plaza Alfonso López de Valledupar se realizaría una minga indígena para sumarse al paro agrario nacional por los incumplimientos del Gobierno Nacional con estas comunidades. Indígenas de casi todas las etnias presentes en la región se apostaron en la plaza, justo donde funciona la Alcaldía y Concejo Municipal, y de inmediato las autoridades cerraron los cinco puntos de acceso a este sitio, para evitar desmanes y desordenes.
En ese mismo orden de ideas, para garantizar la seguridad de las instalaciones de la Gobernación del Cesar, la Asamblea, y las otras sedes de instituciones públicos ubicadas a su alrededor, también se cerró el tránsito por las vías aledañas. Estos cierren causaron gran congestión en la ciudad porque Valledupar está diseñada urbanísticamente para que un gran porcentaje de su población confluya diariamente al centro del municipio.
Les faltó a las autoridades prever esta situación. Cerrar las calles es necesario, es su función garantizar la seguridad de las autoridades, pero también es su tarea garantizar la movilidad de la ciudadanía, solo se requería que agentes de tránsito o de policía ayudarán a disminuir el caos, que hasta entrada la noche aun persistía.
En medio de tanto enredo, a las 2:30 de la tarde, ocurrió muy cerca de la sede de la Gobernación el intento de atraco al comerciante José Abuchaibe, que recibió cuatro disparos, al parecer por oponerse a un atraco. Este hecho terminó de aumentar la percepción de caos que la mayoría de los vallenatos tenía ayer de su ciudad. Las voces de la comunidad cambiaron de tono de una hora a otra y volvieron a clamar acciones que frenen tanta inseguridad.
La ciudad ha crecido y con ella sus problemas. No podemos ser ajenos a todos los componentes sociales que se conjugan en los problemas más sentidos de la ciudad, como son movilidad y seguridad, y en ese mismo sentido se deben buscar las soluciones.
No nos podemos quedar estáticos, paralizados ante tanto caos, esperando que ocurra un milagro. Le corresponde al alcalde Augusto Ramírez liderar las acciones e involucrar a la ciudadanía, porque si no es así, pasaremos en rife rafe por saber quién tiene la culpa y quién la razón.