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Caos de la Nueva EPS en Valledupar

Las instituciones del Estado colombiano hay que renovarlas, para que funcionen y atiendan a los ciudadanos como debe ser: a tiempo, diligentes y oportunos.

Necesitamos un Estado que se esmere a prestar los servicios públicos de manera eficaz, sin ningún asomo de inoperancia. Instituciones que traten y atiendan al usuario por igual de importante, sin importar la clase social, su estratificación, su abolengo o su posición política.

Se requiere también que en las instituciones –sobre todo públicas- laboren funcionarios idóneos, ecuánimes, capaces y responsables. Ya está bueno de tantos mamarrachos empotrados en las oficinas públicas que en vez de ayudar al ciudadano lo que hacen es alejarlo.

Aquí se podrían citar –a manera de ejemplo- muchas de las entidades públicas que pisotean y amargan al ciudadano, especialmente en el sector de la salud. También, estoy seguro que hay funcionarios diligentes que prestan un servicio acorde, puntual y muy bueno.

La pregunta es por qué hay funcionarios amargados, buenos para nada o estorbos que, en vez de aligerar, desarrollar, liderar o brindar honradez, lo que hacen es lo contrario.  

Repito: las entidades del Estado o mixtas debieran ser modelo de laboriosidad y pulcritud 100%, pero son los gerentes, directores o jefes quienes deben dar ejemplo a sus subalternos. Hay casos en los que los empleados de una empresa no conocen al jefe porque viven encerrados en su oficina, no atienden a nadie.   

Hay muchas irregularidades que hay que corregir. Una de ellas está sucediendo en la Nueva EPS de Valledupar. Resulta que de la noche a la mañana –dicen que por politiquería- la Nueva EPS cambió de operador (IPS) para entregar los medicamentos al paciente. Ahora lo hace Disfarma, empresa que está aún en proceso de consolidación.

Los usuarios dicen que para reclamar los medicamentos deben hacer colas de 2 y 3 horas para un turno y cuando llegan a la ventanilla les dicen que la medicina está agotada. También les hacen el “paseo” de la muerte, porque deben adivinar las direcciones del local en donde entregan las medicinas. En una parte entregan medicinas con autorizaciones y en otras las que no requieren autorización. 

Pero como si fuera poco, el usuario no tiene a quien reclamarle. “Vaya y reclame en la Nueva EPS”, les dicen, y eso es otro lío, algo imposible de lograr. 

Otra de las irregularidades en la Nueva EPS es para una cita. Usted marca al teléfono de citas No 3203509830, siempre está ocupado. Horas después, cuando logra la comunicación sale una grabación publicitando otras sedes del país y hay que esperar 20 minutos. 

Luego, la llamada pasa a un soporte de comunicación que dice: “…Su tiempo de espera estimado es de aproximadamente 18 minutos…”. 

Sin embargo, muchas veces pasa media hora y uno cree que ya lo van a enrutar (direccionar) para la cita, pero ocurre lo inesperado: cuelgan la llamada y uno tiene que volver a hacer el mismo procedimiento, qué tortura. 

Pero hay más de la Nueva EPS. Si usted llega 5 minutos después de la cita, se la cancelan; pero, usted nunca es atendido a la hora exacta o aproximada en que le agendaron su cita. Pero, lo más incongruente, delicado y anormal es que poco a poco la IPS de la Nueva EPS, de Valledupar, le está quitando los medicamentos de control a los pacientes con enfermedades de base como Hipertensión. 

Es decir, poco a poco sacan del plan obligatorio de salud las medicinas como Esomeprazol, los antiácidos y Asa (aspirinetas). “¿Quién podrá salvarnos?”. Hasta la próxima semana. 

Por Aquilino Cotes Zuleta

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