Por: Basilio Padilla
Los habitantes de nuestro departamento del Cesar y sus municipios, tendrán una enorme tarea, consistente en analizar, estudiar y luego decidir por lo que parece un enorme número de candidatos a la Gobernación y las alcaldías. Incentivados por el hecho de que esta vez no existen muchas presiones de grupos al margen de la ley, se escuchan nombres a diario, algunos de ellos no muy conocidos en el ambiente político del departamento. Este hecho tiene aspectos positivos y negativos, ya que en muchas ocasiones no existe la manera de hacer una buena escogencia. Esto le da una ventaja a todos aquellos que tienen el poder del dinero para lanzar una campaña de reconocimiento de nombre, pero no de sus programas, sinceridad o transparencia.
Una clara particularidad de nuestra política es que los individuos que saborean las delicias de las administraciones casi siempre quieren postergarse, regresando como candidatos, y los que están en el poder, escogiendo sus propios candidatos para poder continuar gobernando a través de ellos. Esto es contrario a lo que sucede en otros países, donde los muchos que ya han sido elegidos les dan paso a otras mentes y ellos se dedican a otras actividades. Lo irónico de todo esto es que la mayoría de los que quieren seguir ostentando el poder tuvieron sus oportunidades y la desperdiciaron porque no se ve el progreso, ni lo que ellos hicieron por los pueblos y ciudades. Otros, tentados por esta misma fiebre, no esperan su turno ni tienen la experiencia necesaria para tales aspiraciones, salvo el hecho que a diario llaman a la radio a dar opiniones que ya todo el mundo conoce. Por supuesto, los partidos tienen la obligación, de acuerdo con sus estatutos, de realizar consultas y escoger al candidato más cualificado, teniendo mucho cuidado de no manipular estos eventos, como a menudo suele acontecer, ya que a miembros de cualquier partido no se les impide votar por las consultas contrarias, es decir, los conservadores votan en las consultas liberales y viceversa, con el doble objetivo de darle paso o un candidato que ellos querían apoyar o escoger al más débil que se presente en tal consulta. Ojalá que comencemos a corregir estas interferencias y así se harán unas consultas que tengan cierta honestidad. El trabajo de desmenuzar la trayectoria de los candidatos es más difícil, porque no existen leyes que les obliguen a detallar ciertos elementos que son importantes: declaraciones de renta, trayectoria judicial, educación documentada, estado de salud y vicios personales que interfieran con la tan importante tarea de gobernar. Por mucho tiempo, lo que siempre escuchamos es lo que el candidato desee que escuchemos y en muchas ocasiones, los candidatos hasta tienen problemas policiacos que no salen a relucir. En otras ocasiones, detalles de hechos que no se ciñen a la honestidad son bien conocidos y ellos continúan sus campañas como si nada hubiese ocurrido. La cosecha de candidatos en esta ocasión es tan numerosa que se hace difícil saber quién es quién. En vez de presentar claras hojas de vida con toda honestidad y con el escrutinio público, muchos piensan que lo que necesitan para la campaña es un eslogan pegajoso para que la gente recuerde sus nombres y voten por ellos sin los elementos de juicio que ellos deben tener. Otros piensan que ya tienen esos méritos por el hecho de “codearse con el gobernador, ministros o el mismo presidente”. Ojalá que los elementos de conciencia se den en las elecciones venideras y así podamos escoger a aquellos que no lleguen a saquear lo que la ciudadanía con tanto trabajo ha contribuido como son los impuestos, dineros de regalías, aportes nacionales y otros recursos que pueden llegar de distintas organizaciones. La justicia y las veedurías ciudadanas, deben estar alertas y castigar a todos aquellos que no tienen respeto por lo que no les corresponde. Son tantos los alcaldes en nuestro departamento que no han dado la talla y hoy ya tienen sus propios candidatos para seguir beneficiándose del erario público.