Por Julio Oñate Martínez
En la historia fonográfica del vallenato han quedado plasmadas muchas equivocaciones o mentiras cometidas por los compositores a veces por descuido o por los intérpretes que cambian el texto original.
Es frecuente también encontrar errores ocasionados por mala dicción de algún vocalista que hace muy difícil en algunos casos entender el real mensaje de la canción. Estos son algunos ejemplos.
En el paseo “Rio Badillo” del compositor Octavio Daza nos dice: Oye el cantar de los campesinos / mira un turpial haciendo su nido. Especialistas en ornitología y la gente sabia de nuestros campos provincianos coinciden enfáticamente en afirmar que el turpial es un pájaro pechugón que con su fiereza y mortífero pico, cuando se hace libre y toma su rumbo, le encamina a picotazo limpio a pájaros menores como el Toche, su pariente cercano y al Cucarachero desalojándolos de sus nidos y muy orondo se apodera de él.
En algunos casos quizás tratando de cuadrar la rima el compositor hecha mano de algún recurso a veces lejano de la realidad como se puede notar en el paseo “Que Pasara” del poeta Villanuevero Rosendo Romero quien escribió: Que pasará? Si le quitan a la Argentina / esas corrientes cristalinas / de su rio El Paraná. Este rio ni es argentino y de cristalino no tiene ni una sola gota. Nace en Brasil entre los estados de Matto Gnosso y Minas de Gerais, fluye hacia el sureste donde demarca las fronteras entre Brasil y Paraguay para finalmente pagar su tributo en la gran cuenca del Rio de la Plata ya en suelo Argentino. Con semejante recorrido y los afluentes que recibe sus aguas son tan turbias como las del Nilo, el Misisipí o el Magdalena.
En el paseo “Muchacha Encantadora” de mi pariente Robert Oñate, sin temblarle el pulso le arremachó La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci a Miguel Ángel Buonarroti, obra de arte mundialmente conocida y estoy seguro que hasta en los calabazos cerca de Valledupar saben quien es el autor. Veamos: “Quiero ser un Miguel Ángel con pincel en mano / y hacer de ti otra Mona Lisa y decir que tienen la misma mirada”.
Esto nos da idea del nivel cultural del director artístico de la disquera, del productor, del arreglista y del intérprete. Casos como estos abundan en nuestra discografía, pero en nada atentan contra la imagen y prestigio de estos maestros de la composición que generosamente han hecho grande nuestra música. Quizás en algunos de mis cantos es posible que también me haya pegado alguna escachaita, pero mientras me la descubren se las dejo ahí.