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Campesinos del Perijá quieren sembrar en paz

No se llega a  Los Encantos por La Paz, el municipio al cual pertenece este corregimiento rodeado de las montañas de la Serranía del Perijá, se llega luego de una hora en carro o  media hora en motocicleta, partiendo del corregimiento de Media Luna, jurisdicción del municipio de San Diego; el paisaje es encantador y la paz interior que se experimenta es indudable, así como la buena actitud de sus habitantes frente a la coyuntura sociopolítica que les ha tocado gracias a los diálogos del gobierno y las Farc.
El corregimiento de Los Encantos se reviste de importancia desde que su territorio fue escogido como Zona Veredal Transitoria de Normalización (ZVTN), para que guerrilleros de las Farc hagan su proceso de transición a la vida civil, no sin antes dejar las armas.
Pero no es la implementación, verificación y refrendación lo que les preocupa a los campesinos de las veredas que rodean a Los Encantos, un lugar en donde ya hace años empezó la organización rural, la vecindad y la solidaridad con fines productivos.  Es la Reforma Agraria Integral la que les inquieta. Por esto, dicen las mujeres de Los Encantos, es que ahora hay una “reunionitis”.
Mientras un asesor de la Alcaldía de La Paz hace pedagogía del Acuerdo Final, estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana, de la Universidad de Antioquia y miembros de Asoperijá, hacen fila para lo propio: explicarle a los protagonistas del capítulo “Hacia un nuevo campo colombiano” que fue lo que acordaron para ellos en La Habana.
En la Escuela Nueva Los Encantos se dieron cita los presidentes de Junta de Acción Comunal de las nueve veredas del corregimiento, para concretar detalles típicos de su organización campesina, la Asociación de Productores Agropecuarios, Asoproagro, y todo lo que tiene que ver con enfrentar la situación que viene con la zona veredal, la cual suponen, quedará muy cerca a su punto de encuentro en el corregimiento.

Las verdaderas preocupaciones
Es triste para ellos saber que aunque sus tierras producen, lulo, toma de árbol, mora, banano, guayaba, cacao, aguacate, café, tubérculos, plátanos y otros productos más exclusivos como el tomate Cherry, que en la ciudad es de precio elevado, no tienen una carretera idónea para transportar sus productos como debe ser, para ser competitivos y que sus esfuerzos en las montañas, páramos y prados, sean compensados.
Mientras en Los Encantos los campesinos padecen para sacar lo que producen, en Valledupar, a menos de dos horas de distancia sí llegan productos de otras regiones del país, con menos gastos de transporte.

Por esa y otras razones, no es tener a la guerrilla de vecina lo que les preocupa. Al fin y al cabo se acostumbraron a incursiones sorpresa de un bando y de otro, manteniéndose en su rol productor.
“Como comunidad queremos apostarle al proyecto de la paz, sabemos que vienen proyectos, queremos ser veedores, pero siempre un 10% ó 20% se pierde en intermediarios, esta vez queremos que por fin llegue aunque sea un 80% de lo que envían para nosotros”, dice José Chona López, presidente de la Asociación de Juntas de Los Encantos.
Muy claro lo expresa en los acuerdos el numeral 1.3. Planes Nacionales para la Reforma Agraria Integral y los puntos que conforman ese capítulo uno, Reforma Agraria Integral: Infraestructura vial, Infraestructura de riego, eléctrica y de conectividad; Desarrollo social: salud, educación, vivienda y erradicación de la pobreza. Agua potable. Estímulos a la producción agropecuaria, economía solidaría y cooperativa; asistencia técnica, crédito. Mercadeo para garantizar que vendan sus productos y hasta formalización laboral rural y protección social. Plan progresivo de protección social que armonice con lo que establece la Organización Internacional del Trabajo, en otras palabras, ya es hora de reconocer prestaciones sociales al campesinado que jamás se pensiona.
Mientras los guerrilleros de las Farc expresan su intención de desarme y Los Encantos se vuelve noticia internacional junto a otras 21 ZVTN, los campesinos esperan que se cumpla por lo menos la reactivación del puesto de salud, hoy a punto de caerse, al lado de la Escuela Nueva Los Encantos; no tiene baterías sanitarias, elementos pedagógicos idóneos, parque, laboratorio y piden un Kiosko Vive Digital que si funcione porque hoy solo queda un viejo teléfono de cabina.
“Estamos abandonados, el año pasado se nos quemó el transformador en la Escuela Bella Luz y es la hora y seguimos sin luz, seis veredas dependen de ella, viene la recogida de café y los padres de familia no tienen como. Solo tenemos un salón en la escuela, no hay cuarto para el docente, no cocina, ni comedor”, cuenta Wilson Rangel López, docente de la vereda Bella Luz.

La recolección de café
Los delegados de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, ya empezaron a llegar al territorio, también los militares y policías que garantizarán el monitoreo del cese al fuego entre las Fuerzas Armadas y la guerrilla de las Farc, y todo esto, sumado a las noticias, los comentarios, las redes sociales de opositores y promotores del Sí en el plebiscito, tienen asustados a los labriegos que por estas fechas llegan a recoger café.
EL PILÓN conoció que hay casos en los que recolectores han preferido ir a otros lugares como Pueblo Bello o cualquier otro que no sea zona veredal por temor.
“Se nos aproxima la recogida de café, no sabemos cómo será la dinámica con la fuerza pública y no queremos que venga nadie a entorpecer lo que está pasando. Ya hay personas que están recogiendo pero el fuerte es entre octubre y enero”, agregó Chona López.
Hay más de 300 productores de café que recogen la cosecha y la tienen que llevar por caminos de herradura hasta Media Luna para seguir con el proceso de secado.

Asistencia técnica
Los Encantos es un corregimiento que puede dar fe de que el acompañamiento de profesionales es de mucha ayuda para los productores del campo, porque les ayudan a mejorar sus  técnicas para fortalecer la producción y cultivar nuevos productos.
De ejemplo está la asistencia técnica que brindó a esta comunidad e la Cancillería Colombiana y la Fundación Carboandes, la cual inició en 2014 con nueve familias, para sembrar hortalizas y productos orgánicos que hasta ese año, los campesinos estaban trayendo de otros lugares, desaprovechando la tierra.
“El proyecto fue tan bueno, la gente pedía más, que en el 2015 ampliamos a más familias y no solo eso, el impacto fue más grande porque Carboandes gestionó unas estufas ecológicas y tanques para conservación de agua; eso articulado con reforestación de las cuencas de los ríos, Tocaimo y Chiriaimo”, afirma Gabriel Romero, representante de la Cancillería.
José Clemente Vásquez Oñate, campesino de la vereda El Placer, actualmente cultiva aguacate, cacao, café, plátano y las hortalizas que antes no sabía sembrar.
“Tengo 11 hectáreas, algunas cultivables, otras reservadas para el agua y la fauna. Hemos aprendido con Cancillería y Carboandes, con los agrónomos que nos han enseñado a preparar abonos orgánicos  y sembrar hortalizas, gracias a ellos porque hasta ahora no habíamos creído en nadie, nadie había cumplido”, dijo el beneficiario.

Mucha tierra pero sin títulos
Como lo había anticipado EL PILÓN en su pasado informe sobre los retos del campo, los campesinos han labrado y sembrado en una tierra “ajena”. En Los Encantos muchos no tienen títulos porque están en las faldas de las montañas que hoy son zona de reserva forestal.
El presidente de Asoproagro, Ramiro de Jesús Ramírez Oñate, cuenta con un documento que prueba que la Alcaldía de La Paz es propietaria de dos hectáreas de tierra que aún no han sido entregadas a los campesinos, en una zona libre de las talanqueras que impone la reserva forestal. Sin embargo esta la duda que ha planteado la comunidad indígena Yukpa, férrea defensora de las que considera sus tierras, según la tradición ancestral.

Expectativas sobre la paz
“El respeto al derecho ajeno, es la paz”, dijo Benito Juárez en Méjico, año 1867. Los campesinos de Los Encantos saben que esa paz de la que tanto se habla está relacionada con el derecho a seguir arando el campo y viviendo en armonía con los recursos naturales, la hermandad campesina, y los actores del Estado, que se supone deben llevar desarrollo a esas tierras. De lo que les viene, a partir de la entrada en funcionamiento de la zona veredal, piensan que están más que preparados y expectantes de lo que traerá esto para las zonas rurales, aunque reconocen que necesitan más pedagogía.

PUNTOS DE VISTA

Ramiro de Jesús Ramírez Oñate. Presidente Asoproagro.
“Tenemos una expectativas de agregarle más socios a nuestra asociación, con el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales que puedan venir. Yo pienso que si en este largo tiempo de 50 años lo que ha habido es guerra, debemos estar esperanzados en la paz”.

José Chona López. Presidente Asojuntas.
“Hemos organizado las JAC, estamos trabajando en equipo como si fuera uno solo, tenemos ideas claras y nos alegra mucho que se esté dando esta oportunidad de paz en el país, gracias al gobierno a los guerrilleros que se sentaron a negociar, con la garantía de los organismos internacionales”.

Nilson Sánchez Quintana. Campesino.
“Estamos acostumbrados a estar viendo guerrillas hace rato, uno no se preocupa de eso sino del trabajo de uno, siempre que nos cumplan con lo que hemos necesitado que con transporte, un centro de acopio, en eso estamos pensando y esperamos apoyo para eso”.

Por Andrés Llamas Nova / EL PILÓN

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