El miércoles pasado hubo lanzamiento en la ciudad de Montería del ilustrativo libro que lleva el título de esta columna de autoría intelectual del magistrado Carlos Camargo Assis del Consejo Nacional Electoral. Ha llegado a nuestra lectura y de un tirón se observa su valioso aporte a la coyuntura de hoy, particularmente cuando el Congreso se propone implementar el Acuerdo Final del proceso de paz Colombiano. Para preservarlo.
O sea, lectura obligada para los congresistas. Por ello bastante y suficiente la admonición de Juan Gossain: “El mejor maestro del mundo es la experiencia ajena. Aprender de lo que hicieron o dejaron de hacer los demás ante circunstancias parecidas. Sacar enseñanzas de sus lecciones, de sus éxitos y fracasos, porque nadie puede negar que por la negativa también se aprende. Ese es el verdadero sentido de esta obra”: (El Calvo, la peinilla y el ombligo, prologo).
Ahora, como abrebocas para seducir a los amables lectores a la lectura inexcusable del libro que se reseña, quisiera compartir lo descriptivo de los segmentos que atrapan inmediatamente la atención. Dice seriamente el agudo autor: “La susceptibilidad nacional hace que a diario aparezcan escaramuzas verbales en el congreso, en las oficinas, en los hogares, en los buses, en los cafés, en las plazas del pueblo, en las emisoras y en las calles, teniendo como protagonistas a familiares, amigos, oyentes, parlamentarios, gremios, y en general a todos y cada uno de esos compatriotas que siente que no solo se está jugando el pasado de todos sino que se está diseñando el futuro también de todos”. (P. 15).
Y agrega: “En medio de esa sensibilidad muchas veces perdemos de vista el hecho que otras naciones han vivido momentos como los que vivimos hoy para tratar de salir de conflictos de mayor, menor o igual intensidad al nuestro. No son pocos los que creen que lo que hemos vivido no lo ha vivido nadie o que nada de lo que nos ha pasado es comparable con cualquier cosa que haya pasado en otros lugares distintos al nuestro, sin embargo, no es así, como diría Ciro Alegría, el mundo es ancho y ajeno, y en ese mundo hay muchos conflictos que han generado mucho dolor y que aun así han tratado de ser finalizados a través de negociaciones que le han entregado a sus pueblos la posibilidad de un nuevo punto de partida que les ayude a continuar sus existencias dentro de contextos más favorables para la vida, el progreso, la tranquilidad y el bienestar” (ibídem).
El estudio comparado sobre las diversas negociaciones de conflictos a nivel mundial, procura que se afirme con elocuente autoridad por el Director Ejecutivo José Thompson J. del Instituto Interamericano de Derechos Humanos lo que sigue: “Y como bien lo demuestra la excelente investigación que el doctor Camargo ha hecho y ahora hace pública, también deberá aprender evitando el rencor. Porque lo que se olvida se lleva consigo importantes lecciones históricas, quizás terribles, pero indudablemente valiosas. Y porque el rencor sempiterno suele ser campo fértil para alimentar nuevos conflictos. Solo una paz consciente, sólida y equilibrada, respetuosa de los derechos de todos y todas será la superación real de un conflicto”.
No cabe duda que estamos frente a una obra estructurada. ¡Hay que leerla! Bien escrita y tiene método expositivo. Bucear el libro lo impone la sola apertura de sus hojas, precisamente porque la ojeada y hojeada cautiva con solo rápidamente visitar -aun ocularmente- los países que han soportado y convivido toda suerte de dificultades y conflictos. Ojalá tengamos la oportunidad de abrevar en el continente de su contenido para fundar mejor las perspectivas y posiciones para contribuir a consolidar la paz. Loas al magnífico texto de 221 páginas que persuade. Atrae.