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Cambio de actitudes, pocos

La cuarentena obligatoria para minimizar el contagio de covid-19, ha disminuido el cometimiento de varios delitos, lamentablemente, ha incrementado la violencia intrafamiliar, lo cual es una realidad entendible, ya que la pandemia de este nuevo coronavirus ha sido una enorme sorpresa para la humanidad y, por ende, no estábamos preparados para contenerla, tampoco para manejar sus consecuencias negativas, ni captar y aprovechar las positivas.

La gran verdad, es que esta pandemia ha destapado muchas debilidades y falencias, que la humanidad ha ocultado durante mucho tiempo, más que todo por conveniencias de todas las condiciones; es decir, desde las más nobles hasta las más perversas.

El enfoque humanista de la administración de lo público, ha sido un eufemismo de quienes obtienen poder político y económico que, a la postre, les permite la manipulación de la ciudadanía, tanto de manera individual como colectiva, otorgándoles algunos beneficios, mientras sean útiles a las cofradías superiores, que son las que disfrutan todos los privilegios. A través de luchas pacíficas y violentas se han logrado cambios, generalmente, de formas no de fondos, pues históricamente, los cambios de actitudes pocas veces se han dado.

Ahora con la pandemia de la covid-19, en los diferentes medios de comunicación se escucha que después de superar tan desastrosa emergencia el mundo no será igual. ¡Caramba! No sé qué pensar, si es ingenuidad o argucia conducida y divulgada a través de los medios.

Me inclino hacia lo último, por lo que sucede en plena pandemia, donde vemos a la China disputándose con Estados Unidos la producción de la vacuna contra el letal coronavirus, no solo para combatir el contagio, sino porque tal producción generaría inmensa cantidad de dinero, además, quien logre fabricarla primero ratificaría que posee más adelanto tecnológico y mejores científicos; en fin, quien gane impondría supremacía mundial.

Aunque me niego aceptar tales intenciones imperiales, no se debe echar en saco con el fondo roto. La verdad, es que, como yo, hay muchos desconfiados por la empecinada competencia entre estos dos países poderosos con la ambición de dominio global.

Preocupante tan dramática situación, además instigada por la criminal aberración de que la gente mayor es un desgaste para la economía, por ende, la gente no debería vivir tantos años sin producir. Esto es insólito, ante lo cual hay que protestar enérgicamente, si no, llegará adquirir simpatizantes. Ojalá tal aberración, solo se quede en la mente de los personales malévolos, peores que Nerón, Calígula, Hitler y otros perversos históricos.

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Jose_Romero_Churio: