Rosa* tiene 12 años, es pequeña, de piel morena, cabello ondulado y ojos negros grandes. Apenas puede entablar una conversación sin sonrojarse. Su sueño es ser modelo, le gustan las muñecas, pero lastimosamente ya no tendrá tiempo para jugar con ellas, ahora debe asumir la gran responsabilidad de ser madre y cuidar a su hija de 19 días de nacida.
La inocencia de esta pequeña y la falta de amor de su padre, quien hace años se separó de su madre, la conllevaron a refugiarse en un joven de 17 años, a quien dice que ama profundamente, aunque no conozca el verdadero significado de esa palabra. Renunció a sus estudios cuando cursaba tercero de primaria, no le importó superarse y se fue a vivir con él.
A sus 11 años salió embarazada, no sabía nada de eso, mucho menos tenía información de los métodos anticonceptivos. Allá en Chimila, corregimiento de El Copey, (Cesar), nadie le comentó algo al respecto, aunque su mamá le advirtió que tener hijos no era nada fácil (ella tuvo nueve), pero aquel supuesto amor la llevó a entregarse a él al mes de conocerlo sin medir las consecuencias. Hoy, al parecer, la maltrata.
Rosa físicamente no ha superado su proceso de formación. Sus manos son tan frágiles, así como las de su pequeña hija que hoy está en una incubadora por su bajo peso al nacer. Al lado de esa pequeña criatura están cinco bebés, todos hijos de adolescentes con un rango de edad de 11 a 17 años. La mayor tiene 20, pero ya es madre por tercera vez.
Estos bebés de manera constante son vistos por los médicos y enfermeras de UCI neonatal del hospital de segundo nivel de Valledupar, Rosario Pumarejo de López. Algunos casos ya no les sorprenden, otros sí, como el de Rosa, quien es la hermana número seis de nueve y hasta hoy la primera en darle nieto a su madre, quien sufre por lo ocurrido.
“Yo le decía hija vaya estudie, sea alguien en la vida, no sea como yo, ama de casa y con muchos hijos. Gracias a Dios mis hijas mayores están estudiando, una es enfermera y no sé por qué ella me salió así. Me ha dado duro esto, ahora tengo una hija más, me toca a mí criarla”, dijo apenada la madre de Rosa, quien tiene a dos pequeñas menores, una de seis y otra de cinco años, a quien dice que cuidará más para que no se repita la historia de esta niña madre.
Aunque ya no se puede devolver el tiempo la señora Celina* recomienda a los jóvenes cuidarse. “Yo no quiero que les pase lo de mi hija, que deben salir adelante, superarse”, dijo entre tristeza y alegría por su primera nieta.
Rosa también compartió ese consejo. “Uno por mala cabeza comete muchos errores en la vida y uno se puede arrepentir, entonces para que las jóvenes no vayan a quedar embarazadas, como yo, les pido que se cuiden, porque tener un niño es difícil y hay que ser responsables. Yo dije que debía tenerlo y no abortarlo porque es un pecado”, dijo con tristeza.
Casos complejos
Uno de los pediatras que atiende en el centro asistencial, anonadado con tantos casos de madres menores, especificó que este es un tema complejo y que gran parte de la responsabilidad de esta problemática recae también sobre las Entidades Promotoras de Salud (EPS), porque deben tener un proceso de prevención para no llegar a estos extremos, teniendo en cuenta que la mayoría de los casos provienen de poblaciones aisladas, allá donde los servicio de salud son insuficientes.
El profesional de salud aseguró que la mayoría de las niñas que llegan a tener a sus bebés a ese hospital de Valledupar son indígenas, viven en invasiones, veredas o corregimientos.
Prueba de ello es Andrea* quien también dio a luz a su niño el mismo día que Rosa en el Rosario Pumarejo de López. Ella pertenece a la población indígena Wiwa, tiene 17 años y a sus 16 salió embarazada de su novio kankuamo, dos años mayor que ella y con quien tenía una relación oficial desde hace 12 meses.
Durante su año de noviazgo no había tenido relaciones sexuales con su pareja y el día que tomaron esa decisión no se protegió, aunque ella dice que conocía de la existencia de métodos anticonceptivos como la pastilla del día después, el condón y la inyección.
Ahora Andrea, además de asumir una nueva vida, tendrá que ocupar el papel de padre y madre, su novio una vez conoció de su embarazo se alejó por completo.
Cesar, entre los departamentos con más casos
Según el Observatorio del Bienestar de la Niñez del ICBF el departamento del Cesar, junto con Casanare, Guaviare, Huila y Magdalena, es una de las zonas del país donde las cifras de tasa del embarazo en adolescentes son considerablemente mayores, pese a que en Colombia el promedio es de del 19.5%, es decir que una de cada cinco adolescentes entre los 15 y los 19 años es madre o está embarazada.
Anualmente en Valledupar existe un promedio de 11 mil nacimientos, de los cuales el 20 % corresponden a menores que dieron a luz. En el 2014 la capital del Cesar registró 2.019 embarazos en adolescentes, actualmente reporta 919 casos de menores en esta situación con un rango de edad entre 9 y 16 años, según la Secretaría de Salud Municipal.
Este triste escenario no es diferente al de muchos municipios del país. El secretario de Salud Municipal, John Gil Rojas, aseguró que este contexto se ha vuelto frecuente y ha encendido las alarmas en todos los entes territoriales.
“Una adolescente que apenas su cuerpo está en etapa de desarrollo, que sus órganos femeninos están terminando de desarrollar y que de un momento a otro quede en estado de embarazo como los casos que se han presentado en la vereda Las Casitas, donde niñas de 9 y 10 años han salido embarazadas, como ha pasado en otros sectores de la zona urbana, lo que puede causar es complicaciones en estas adolescentes”, informó Gil Rojas.
Reconoció la responsabilidad de su institución en cuanto a las campañas de promoción y prevención en temas de salud sexual y reproductiva, pero también aseguró que las EPS, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Secretaría de Educación, Fiscalía, Hospital Eduardo Arredondo Daza, Comisaría de Familia, Policía de Infancia y Adolescencia deben trabajar en la prevención del embarazo en menores de edad.
Por tal motivo, a raíz de la Ley 1146 de 2007 se creó el Consejo Interconsultivo para la prevención de abuso en niños, niñas y adolescentes y poder garantizar sus derechos.
Sin embargo, existen limitaciones. El secretario Gil Rojas indicó que esta norma dice que se debe implementar una cátedra de salud sexual y reproductiva en instituciones públicas y privadas, pero no garantiza cómo hacerlo por la falta de presupuesto para ello.
No obstante, la Secretaría de Salud realiza capacitaciones y charlas en diferentes sectores para la prevención de enfermedades de trasmisión sexual, embarazos en adolescentes y prevención de consumo de sustancias psicoactivas a través de los recursos de salud pública.
Por su parte, la EPS Cajacopi, donde existe un reporte de 103 menores de 18 años en estado de embarazo, de las cuales 39 son menores de 15 años, según la coordinadora de Salud Pública María Ángela Cáliz, implementó la estrategia ‘Maternidad segura’, que busca que las gestantes no tengan que recurrir a trámites de autorización para los servicios que dispongan, sino que sean atendidas de forma directa. Es decir tratan de disminuir las barreras de atención.
Situación nacional e internacional
El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) informó que durante el 2013 nacieron más de 5.500 bebés de madres menores de edad en Colombia, entre los 10 y 14 años.
Esta entidad también aseguró que el 13 % de las niñas de 15 años de este país tienen una vida sexual activa y que una de cada cinco adolescentes entre 15 y 19 años ha estado alguna vez embarazada. De estas, el 16% ya son madres y el 4% está esperando su primer hijo.
El Banco Mundial señaló que el embarazo adolescente y la maternidad temprana continúan siendo un gran desafío para Latinoamérica, la tercera región en el mundo con mayor tasa de fertilidad en adolescentes de 15 a 19 años, pese a los avances en los indicadores de educación y salud de las mujeres en la última década, y la creciente participación femenina en el mercado laboral.
¿Dónde están los padres?
Pese a las charlas a las que son invitados los padres por parte de las diferentes instituciones públicas para hablar sobre salud sexual y reproductiva, la mayoría no asiste, por tanto crean barreras de desconocimientos y mal informan a los menores, lo que también permite que los infantes inicien su vida sexual temprana sin conocer los métodos de protección y consecuencias de esta.
“Es ahí donde uno dice: Hay que buscar políticas públicas de fondo”, dijo el jefe de carteras de Salud Municipal, quien indicó que la comuna con mayores casos de abusos sexuales, adolescentes embarazadas y consumo de sustancias es la cinco, por lo que fue inaugurado el ‘Centro de Escucha’, ubicada en la casa de Justicia del barrio de La Nevada, a cargo del programa de Salud Sexual y Reproductiva, que busca garantizar los derechos sexuales y reproductivos de los menores para que conozcan sus derechos pero también las prevenciones.
La raíz del problema
La falta de afecto, comunicación, disociación de las familias son, según expertos, los factores principales de problemas como el alto índice de menores embarazadas en el Cesar.
La falta de un carácter de padre y la ausencia de una madre por cuestiones laborales, que incide a la soledad de los hijos y un nulo control de lo que hacen tal vez puede provocar esta situación dada por la falta de interacción con sus hijos, según el secretario Gil Rojas.
“El Estado tiene una obligación, pero la principal obligación la tienen los padres, quien están llamados a velar por sus hijos, porque nosotros como institución tenemos nuestra responsabilidad, pero también es importante la contribución de las familias, que dejan que niñas de 14 o 15 años estén en discotecas”, expresó el funcionario.
No respondió
Pese a la insistencia de este medio por conocer realmente las estadísticas de las adolescentes embarazadas en el Cesar, la Secretaría de Salud del Departamento no atendió el llamado.
“Desde el año 2008 hasta el 2013 han nacido cada año, en promedio, 159.656 niñas y niños de madres entre 10 y 19 años”: Observatorio del Bienestar de la Niñez del Icbf.
CIFRAS:
Los departamentos con mayor porcentaje de embarazo adolescente son Amazonas 35.4%, Putumayo 32%, Vichada 31.3%, La Guajira 25:8%, Chocó 29.4%, Nariño 21.8%, Cesar 25.8% y Cauca 23.8%.
En lo que va de 2015, en Valledupar 919 adolescentes ya son madres.
En el 2014 la capital del Cesar registró 2.019 embarazos en adolescentes.
Por Merlin Duarte García/El Pilón
merlin.duarte@elpilon.com.co