Parte de la economía de varios municipios del sur, centro y norte del departamento del Cesar se ha movido alrededor de la vía nacional: inversiones en hoteles, restaurantes, venta de ropa, han nacido gracias a que la carretera cruza el municipio.
Pero eso cambiaría, según se ha anunciado en varios espacios. De un lado, finalizando el mes de agosto, la concesión Autopista Río Grande dio inicio a la Fase de Construcción para terminar el corredor vial que dejó a medias la Ruta del Sol II. La nueva concesión concluirá las obras con una inversión de $3.64 billones, que incluye nueva infraestructura, operación y mantenimiento.
Durante los próximos 47 meses, la Concesión Autopista del Río Grande trabajará en la construcción de las 9 variantes, 6 intersecciones, 43 puentes vehiculares y 40 puentes peatonales definidos en el contrato de Concesión, mejoramiento de la calzada existente de 116 kilómetros y 98.9 kilómetros de vía para completar la doble calzada en todo el trayecto.
Dentro de esa apuesta por reducir los tiempos de viaje aparecen las variantes que construirán en el departamento. El objetivo de dichas variantes es descongestionar las vías que cruzan municipios y que generan trancones.
De sur a norte, en el corregimiento La Palma, en San Alberto, construirán una variante de 9,05 kilómetros; en el corregimiento La Mata se construirá otra variante de 20 kilómetros; en Pelaya se construirá una variante; en Pailitas será de 14,5 kilómetros; de Las Vegas a Curumaní una variante de 19,4 kilómetros; y una variante de Curumaní al corregimiento de San Roque, de 22,9 kilómetros.
En Bosconia la situación es similar. La Ruta del Sol III está trabajando para ordenar el caos que se genera en el cruce del municipio a través de variantes.
En Bosconia, y en todo el departamento del Cesar, hay temor por el impacto de estas obras en la economía de cientos de comerciantes. Y lo más preocupante es lo poco que se está hablando sobre ello.
Es claro que las dobles calzadas deben ser rápidas y eso beneficia a los pasajeros, y a la carga; ahorra tiempo y da competitividad. Ese es el primer objetivo que no se debe eludir. Ahora bien, los gobiernos municipales respectivos y la Gobernación como articulador deben trabajar con la comunidad buscando la adaptación y las posibilidades que se dan también. Todos deben de poner, como la Nación contratante y los contratistas concesionarios.
No son crisis son oportunidades. Podría haber nuevos negocios, compensaciones, para las poblaciones y su gente y cambios en la planeación del ordenamiento del suelo – para lo cual se podrá hacer uso de las facultades excepcionales para modificar los POT-, como lo identificó en columna de opinión la pasada semana en EL PILÓN el exalcalde de Bosconia José Rafael Carrillo con un diciente titular : “Bosconia tendrá cuatro cruces adicionales” .
Es el momento que desde la Gobernación, las alcaldías, la Cámara de Comercio, Fenalco, universidades, concejos, y medios de comunicación, se empiecen a realizar mesas con el objetivo de planear cómo enfrentar los retos de que cambie la forma cómo viajamos y los ingresos que recibimos de la vía nacional.
La alianza futbolística por Valledupar
Es sorprendente el número de fanáticos vallenatos de los equipos como Nacional, Millonarios, América y el Junior, entre otros. Cuando vienen estos equipos a jugar en nuestro estadio juegan también como locales. Está bien la felicidad por el deporte. Pero necesitamos que la Alianza sea de Valledupar y así se denomine porque necesitamos aumentar su afición.