La aparición de pequeños cristales o piedras en el riñón, es una de las causas más frecuentes de consulta en urología en el país. El riesgo de padecer esta dolorosa enfermedad afecta a cerca de un 12 % de los hombres y a un 6 % de las mujeres en edades de 30 a 70 años, en el país.
Pero, ¿se puede evitar?, ¿Podemos conocer los síntomas? La Dra. Vivian Bernal, médico especialista, recuerda cómo detectar los cálculos renales, cuáles son los indicios y qué tratamiento podemos realizar para no sufrir consecuencias futuras.
¿Qué hacen los riñones?
Los riñones sanos extraen los productos de desecho de la sangre. Estos son eliminados del cuerpo a través de la orina producida. Los riñones están ubicados cerca de la parte media de la espalda, debajo de la caja torácica.
¿Qué es un cálculo renal?
Un cálculo renal es una masa sólida compuesta de pequeños cristales. Que se originan producto de los desechos de la orina. Puede permanecer en el riñón o desplazarse por el tracto urinario (incluye los uréteres, la vejiga y la uretra). Los cálculos renales pueden ser tan pequeños como un grano de arena o tan grandes como una pelota de golf, lisos o irregulares. Generalmente son amarillos o marrones.
Un cálculo pequeño puede ser eliminado con la orina sin causar demasiado dolor. Un cálculo más grande puede quedar atascado en el cuerpo, llegando a bloquear el flujo de orina y generando dolor.
¿Cuáles son los síntomas de los cálculos renales?
El principal síntoma es el dolor intenso que comienza de manera repentina y puede desaparecer súbitamente. Otras señales son:
- · Dolor en el área abdominal o en un costado de la espalda.
- · Dolor en el área de la ingle (dolor inguinal) o a los testículos (dolor testicular).
- · Color anormal de la orina.
- · Sangre en la orina.
- · Escalofríos.
- · Fiebre.
- · Náuseas.
- · Vómitos.
¿Son todos los cálculos iguales?
No. Hay cuatro tipos principales de cálculos. Los cálculos de calcio son los más comunes, ya que este componente forma parte de una alimentación sana; cálculos de estruvita que pueden formarse luego de una infección del sistema urinario. Los cálculos de ácido úrico que se generan cuando hay demasiado ácido en la orina y los cálculos de cistina, componente de los músculos, nervios y otras partes del cuerpo.
¿Cómo se diagnostica?
Los exámenes que se pueden realizar incluyen:
· Análisis de sangre para evaluar los niveles de calcio de fósforo, de ácido úrico y de electrolitos.
· Exámenes de la función renal.
· Análisis de orina para ver cristales y buscar glóbulos rojos en la orina.
· Tomografía computarizada del abdomen.
· Resonancia magnética del abdomen/riñón.
· Radiografía del abdomen.
· Ecografía del riñón.
· Pielografía.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento de los cálculos renales puede empezar con una dieta especial. Luego de que el médico averigüe el tipo de cálculo y realice distintas pruebas para determinarlo, se puede concebir una dieta específica necesaria para disminuirlos o desaparecerlos.
Una estrategia conocida es tomar entre 6 a 8 vasos de agua al día para que el cuerpo pueda producir una gran cantidad de orina. Sin embargo, el dolor puede ser de una intensidad extrema que la necesidad de analgésicos es necesaria. Además, si este la dolencia es insoportable, la persona debe ser hospitalizada con la necesidad de proveerle líquidos a través intravenosos.
Si es necesario efectuar una cirugía, el cálculo o síntoma debe cumplir estas características:
· Debe ser lo suficientemente grande para poder salir por sí mismo.
· El cálculo tiene que estar causando una barrera en el flujo de orina a la vez de provocar daño renal e infección.
· El cálculo debe estar en crecimiento continuo.
· El dolor debe extremo e insoportable.
Los cálculos renales pueden ser hereditarios. Además, si se han presentado con anterioridad, se recomienda tomar abundante líquido.
Con respecto a los líquidos que hay que ingerir, no se debe olvidar que algunos tienen la capacidad de deshidratar más rápido. Por esta razón, las personas deben evitar su consumo. Por ejemplo: las bebidas que contienen cafeína o alcohol.
Hay que tener en cuenta el tipo de cálculo presente en el organismo de las personas para tomar los medicamentos indicados. Hay algunos que, al administrarlos, tienen el poder de disminuir ciertos compuestos en la orina que producen los cálculos renales o bien, reducen la disposición que la orina presenta para formarlos.
Se pueden realizar cambios en la dieta para evitar que sustancias ingeridas formen cálculos renales. De esta manera, se recomienda disminuir el consumo de lácteos como quesos y leche. Si se presentan cálculos de oxalato, se tiene que disminuir el consumo de bebidas gaseosas, cacahuetes y chocolates. Si se tienen cálculos cistinas se debe reducir el consumo de pescados. Para las personas que sufren de cálculos úricos, es recomendable ingerir carne, anchoas y pollo.