Por: Nuris Pardo Conrado
Algo maléfico está afectando a Valledupar, la mala suerte ha estado de su lado durante los últimos nueve años, nadie sabe a ciencia cierta donde radica el complejo asunto, pero los hechos demuestran que alguna maldición o embrujo recae sobre esta bella y digna ciudad.
No podemos sustraernos a las habladas solamente, debemos basarnos en los hechos y de allí partir para tener conclusiones ciertas, si queremos ahondar y concluir en el asunto. Miremos el caso concreto.
Cuando gobernadores y alcaldes han trabajado en coordinación mucho se ha hecho, laborando en paz y sin egoísmo, como obliga la norma marco constitucional, colaborándose unos y otros armónicamente, aunque cada quien desde su palestra. A partir del gobierno de Hernando Molina en lo departamental y Ciro Pupo en lo local, el cordón umbilical de las realizaciones fueron ninguna, acusaciones iban y venían, la reyerta fue tal, que nada se planteó ni se realizó y la comunidad aguantó la carencia de operatividad y acciones, en total, pocas obras y muchas acusaciones reciprocas, cuando lo que esperábamos como era lógico, era un bienestar general comunitario.
Luego de esta trifulca, y terminado el periodo de uno y otro, nos llegó la penosa administración departamental de Moreno Panezo, robándole las ilusiones al pueblo y el desencanto aún no ha sanado, la democracia municipal le dio la oportunidad a Rubén Carvajal, pero el tire y afloje con Moreno fue tal que cada quien obraba para su lado, cuando han debido unirse en recurso realizaciones y programas, advirtiendo que Carvajal como alcalde no tuvo tranquilidad por las demandas en su contra, tocándole como es natural que utilizar el tiempo más en su defensa que en otras cosas, fue un año y más de penurias donde tampoco hubo una coordinación y los problemas siguieron tal como los encontraron.
Declarada la nulidad de la elección de Ava y con ello se dio la elección de Luis Fabián Fernández para completar un periodo atípico, sin mayores indicadores y alianza con su homólogo departamental, continuamos en lo mismo, cada quien como caballos indomables cabalgaban por separado y nunca invirtieron aliados para cumplirle al pueblo que los eligió ya que encontramos dos gobernadores y tres alcaldes alejados del buen hacer, desconectados unos de los otros hablando de nobles propósitos cada quien por su lado.
Pero si los anteriores dignatarios que me figuro estaban obligados a cumplir sus planes y programas fueron irreverentes entre sí, muchos hoy se preguntan si está sucediendo lo mismo actualmente. Van diez meses de funciones y nada aparece al respecto, Monsalvo Gennco muy tímido y poco locuaz, hace caso omiso a las realizaciones en la capital y el mandatario municipal Fredy Socarras ofrece mucho, pero sin recursos para cumplir, obnubilado en el pasado sin analizar el futuro, nada tienen que mostrar y lo peor, acompañados de una cuadrilla de colaboradores jóvenes, con demasiadas ilusiones pero apartado de lo esencial, como son las obras sociales que tanto se necesitan.
Aquí, hay un raro fenómeno paranormal, no puede considerarse como justo que toda una comunidad esperanzada haya entregado sus anhelos a aquellos y a estos dirigentes y sin razón alguna cada quien ande por su camino, pudiendo coger vías unidas, cumplirle al pueblo y cumplirse ellos mismos, si es que quieren perdurar en la conciencia de cada elector.
Algo le está pasando al Valle, a futuro nos tocará contratar brujos, curanderos y cartománticos, para que nos expliquen en que consiste ese divorcio y esas pataletas de niños bribones en que nos encontramos, viendo con pesimismo que este cuatrienio será tan igual a los anteriores, en donde cada día vemos más distancia en vez de acercamiento, lo que conllevará a otro desastre administrativo para esta querida tierra.
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