La vida es un carnaval y “quien lo vive es quien lo goza” dijera un filósofo barranquillero de esos miles que andan por ahí. Y con toda la razón, no conozco todavía un solo nativo de esta aldea currambera que no disfrute del jolgorio, la gran parada, la batalla de flores; de la maicena y el ron, al lado de un gran picó escuchando buena salsa y bailando champeta. Preparándose con todos los hierros, desde noviembre y diciembre, para el carnaval.
Sucede igual en Valledupar con el festival vallenato, pasadas las cuatro fiestas de Nury Borrás y del maestro Adolfo Echavarría, toda la provincia se prepara para que llegue ligero la semana santa, no por el rezo o el dulce, sino porque a partir de allí son contados los días para que arranque la mejor fiesta autóctona que tenemos en la costa “El festival de la leyenda vallenata” y que suenen los acordeones entonando merengues, paseos, puyas y son.
Pero hay algo mucho más importante que todas estas fiestas, muy por encima del derroche de alegría, fuerza y mocedad, es el llenar el corazón de buenos deseos y más allá de los deseos, propender por esas acciones que conlleven y contribuyan a hacer de este país un remanso de paz.
Que fluya de cada uno de nosotros un manantial de buenos deseos y obras significativas: respetar al prójimo, actuar de buena fe con los demás, respetar las normas de tránsito; no importa mi filiación política para desear que al Mello Castro le vaya bien en su administración municipal, que ojalá Luis Alberto Monsalvo lo haga mejor.
Es un deseo de corazón. Dios permita que a los concejales y a los diputados los ilumine la sensatez y el trabajo transparente. Ojalá que el corazón se nos llene de alegría y que todos los días de la vida, sea carnaval, semana santa o festival vallenato, prime el respeto y pongamos en práctica los valores y que los principios de buenas acciones no sea algo insólito; que la ética sea de aplicación general y no letra muerta. Vamos a recordar y aplicar la urbanidad de Carreño, en serio la necesitamos.
Señores motociclistas y moto taxistas las normas de tránsito son para respetarlas y hacer de ellas un modelo de vida. Señores taxista, si queremos una ciudad turística, ustedes son los invitados de primera línea para dar ejemplo de querer a Valledupar y brindar un buen trato al turista.
Es aportar un poquito cada uno; y hacer la revolución de las pequeñas cosas para cambiar a Valledupar. Buenos deseos para este 2020 a todo el pueblo; ojalá el Mello consiga afianzar un equipo de trabajo con el cual se sienta bien y logre proyectar su ideal de poner orden. Que les vaya muy bien a los restantes 24 alcaldes del Cesar.
A trabajar, para eso se eligieron, sin empacar en la maleta el traje de la corrupción. Más buenos deseos: que se acaben por fin los corruptos y que no se roben el PAE, ni la plata de la salud, ni de la educación en todos sus niveles, ojalá las obras que hagan sean las necesarias y bien hechas. Que a Darling Guevara le vaya bien en la rectoría de la UPC, con que la dejen trabajar sería un buen principio. Estaremos atentos. Sólo Eso.