Las oficinas del Ministerio Pública (Defensoría del Pueblo y personerías municipales) son atiborradas por quejas contra el sistema de salud porque para recibir un adecuado, eficiente y eficaz servicio deben utilizar las vías jurídicas y algunas las vías de hecho. Esto contrasta con el balance positivo que presentó el secretario de Salud de Valledupar, Jhon Gil, quien dio un parte satisfactorio de los programas y proyectos que adelanta esta sectorial en la ciudad.
Dijo que la mortalidad materna disminuyó en un 66 %, mientras que la mortalidad infantil por desnutrición está en 0.68%, y con una frase contundente se refirió al embarazo en adolescentes: “logramos romperle el espinazo al embarazo en adolescentes en un trabajo arduo”. También llama la atención que los índices de suicidio se redujeron en un 47 %.
De acuerdo con este reporte que hace la Administración cuando faltan menos de 50 días para que llegue un nuevo gobernante, están caracterizadas 68 mil familias de la zona urbana y rural, y se cuenta en la ciudad con hospitales modernizados, tanto en su estructura como en equipos.
¿Entonces si estamos tan bien, por qué tantas quejas? ¿Qué se necesita para que los ciudadanos reciban un adecuado servicio de salud?
EL PILÓN ha publicado informes que dan cuenta de las vicisitudes que pasan los vallenatos cuando quieren acceder a los servicios de salud públicos, con el régimen subsidiado, incluso con el régimen contributivo. Las tutelas sanan más que los médicos.
Si bien se ha abonado bastante, todavía falta más. No se goza todavía de buena salud, el seguimiento a los programas que se llevan a poblaciones vulnerables debe ser incansable, porque cada día trae su afán y su enfermedad. Después que pasó el furor del Chikunguya, ahora llegó el Zika, otra enfermedad transmitida por el mosquito Aedes Aegypti, que requieren nuevamente fumigación en todas las zonas de Valledupar.
Muy buenos los logros de la Secretaría de Salud, pero secretario Gil siga en el día a día atendiendo los llamados de la comunidad.