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Buen regalo de aniversario, pero falta el Loperena

Siempre se ha dicho que obras son amores y qué mejor ocasión que entregarlas como regalo a la comunidad en el marco del aniversario número 56 del departamento del Cesar.

Nos referimos a las megaobras de remodelación de los colegios Instpecam, Alfonso López y el CASD, allí el gobierno departamental desarrolla un megaproyecto de infraestructura educativa moderna y que sin duda cambiará positivamente el entorno de ese sector de la ciudad de Valledupar.

Este jueves fue entregada de manera oficial la obra correspondiente a la remodelación del Instituto Técnico Pedro Castro Monsalvo, Instpecam. El informe de la administración departamental señala que se construyeron 30 aulas, una plazoleta de recibimiento, parqueaderos, zona administrativa, sala de profesores, patio central, cafetería con comedor, emisora, canchas multifuncionales, bibliotecas, salas de informática, rampas, ascensores y laboratorios con la dotación requerida en tecnologías e internet. La inversión total del megaproyecto es de 150 mil millones de pesos, el cual avanza en un 90 por ciento.

Es de recordar que ese megaproyecto desde el momento mismo de su formulación tuvo muchos detractores, quienes consideraban que esos grandes recursos económicos eran de mayor utilidad si se utilizaban para la construcción de colegios nuevos y no reconstruir los ya existentes, mientras que sus defensores opinaban que era necesario optimizar esas viejas infraestructuras físicas que se tornaban obsoletas.

Lo cierto es que las infraestructuras educativas pueden catalogarse como cimientos para el desarrollo humano, si se tiene en cuenta que el éxito de un sistema educativo va más allá de la calidad de sus docentes y programas.

En tal sentido, independiente de las diferencias de criterios, que Valledupar pueda contar con instituciones con una infraestructura física moderna, como esa que acaban de entregar, es de gran importancia para la formación integral de nuestros estudiantes.

Compartimos el concepto de que la construcción de aulas, laboratorios, bibliotecas y espacios recreativos no es simplemente una cuestión de comodidad, sino una inversión vital en el desarrollo humano y la prosperidad colectiva.

Opiniones de expertos aseguran que la infraestructura educativa no se limita a la estética de los edificios; su verdadera esencia radica en el entorno que crea para el aprendizaje y para la imagen misma de una ciudad como Valledupar en razón a que la inversión en esos aspectos no solo beneficia a los estudiantes y docentes, sino que tiene ramificaciones significativas en la sociedad en su conjunto.

Importante además que esta moderna infraestructura educativa se brinde en el nivel de educación secundaria y no solo se limite a las instituciones de educación superior existentes en Valledupar, eso en teoría garantizaría que todos los estudiantes, independientemente de su ubicación geográfica o contexto socioeconómico, tengan acceso a recursos educativos de calidad.

Entre tanto, el gobierno saliente del Cesar queda en deuda con los compromisos que había adquirido con el Colegio Nacional Loperena en febrero del año 2020, cuando el gobernador de turno, Luis Alberto Monsalvo, en reunión con el rector Gonzalo Quiroz había prometido “restaurar la cubierta, construir cancha multifuncional y otras inversiones para los estudiantes de este colegio que está entre los tres mejores del sector oficial”. Cuando eso se cumpla la felicidad sería completa.

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