No hay duda de que el proyecto de la Ruta del Sol es una obra de vital importancia para el desarrollo económico del país, especialmente para Bosconia por su estratégica posición geográfica. En este importante municipio del Cesar se conectan el tramo de la doble calzada, que viene desde el Carmen de Bolívar en sentido hacia Valledupar, con el que avanza desde el interior del país hacia el municipio de Ciénaga, Magdalena, una gran ventaja para este importante centro de convergencia de la región Caribe porque no solo mejorará la comunicación y el comercio interno, sino que se establecen condiciones para que se convierta en un verdadero centro productivo e industrial y para poner en marcha lo que algunos denominan el “puerto seco” del Cesar con conexión cercana a los puertos marítimos.
Estos importantes corredores viales que se empalman en Bosconia, contemplan unas variantes en el área suburbana que comunican entre sí los cuatro puntos cardinales, que terminan dotando a la población de una vía circunvalar que desde hace muchos años había anhelado para mi amado terruño. En cada punto cardinal nace un nuevo cruce que se debe aprovechar al máximo dándole el enfoque social que corresponde por parte de la administración municipal, con suficiente rigor técnico por el gran impacto que representa una infraestructura vial nacional en el conjunto de la estructura espacial urbana, que inevitablemente obliga a orientar el crecimiento del municipio en forma ordenada y por consiguiente se deben tomar decisiones atinentes a la regulación del suelo en cada intersección vial para garantizar un buen aprovechamiento del espacio público, una adecuada infraestructura de servicios públicos y los demás equipamientos urbanos que demandan los nuevos cuatro cruces.
Contrario a lo que muchos piensan, el panorama actual del cruce de Bosconia es caótico y lo que se evidencia es un ambiente intolerable para propios y transeúntes, lugar con uno de los peores tráficos vehiculares del país de acuerdo a mediciones nacionales; transitar en carro por el cruce actual es para los conductores un verdadero dolor de cabeza, están a la orden del día los extensos trancones, violación de las normas de tránsito, falta de autoridad, contaminación auditiva, falta de cultura ciudadana, la inevitable presencia de vehículos de carga larga por vías urbanas, entre otras situaciones. Aunque no hay cifras consolidadas sobre el impacto de los trancones en dicho lugar, lo cierto es que el panorama no es nada halagador para la actividad comercial, ni para los residentes en las zonas contiguas por las consecuencias que en su salud deja la contaminación por el ruido.
En razón a lo anotado, no se debe ahorrar ningún esfuerzo por parte de la administración municipal de Bosconia para afrontar este nuevo reto, generando políticas y estrategias de ordenamiento urbano para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, entre otras cosas porque en nuestro ordenamiento jurídico están los correspondientes instrumentos de planeación. En este sentido, hago un llamado a los comerciantes de Bosconia para que no se dejen infundir temor, que no presten atención a quienes dicen que la construcción del anillo vial implica supuestamente la quiebra para ellos, dado que no puede haber crecimiento económico sin orden público y social, pues está demostrado que la reactivación económica va de la mano de la renovación de la infraestructura pública.
Hay un aspecto que llama la atención en la ejecución de esta obra y es que si bien se está avanzando en algunos sectores con la construcción del anillo vial, la oreja que uniría la vía a Valledupar con la que conduce a Bucaramanga se encuentra paralizada por la presencia de unas familias indígenas que deben ser reubicadas, no obstante se desconoce su vocación de permanencia, pues desde que tengo uso de razón en Bosconia nunca han existido asentamientos indígenas, aunque en gracia de discusión el Ministerio del Interior debió certificar como requisito previo si dicha comunidad indígena estaba o no dentro del área de influencia del proyecto en cumplimiento de la sentencia SU123 de 2018 de la Corte Constitucional; si en el presente caso no son aplicables los parámetros de la citada sentencia, dicha comunidad debe ser reubicada como procede usualmente para incluirla socialmente, pero jamás se podrá paralizar un proyecto de tal envergadura.
Por: José Rafael Carrillo Acuña
Abogado-Especialista en Gobierno Municipal