Poco a poco, se han venido registrando una serie de cambios trascendentales en la economía colombiana. Hace varios lustros, el sector agropecuario era el principal generador de divisas y el más importante en la composición del Producto Interno Bruto (PIB).
En la actualidad, es el sector minero el principal generador de nuestras divisas y cada vez más gana participación en la torta del PIB. En efecto, el valor del sector minero pasó de US$5.922 millones en 2000 a US$17.498 millones en 2008. Mientras que la minería (excluyendo petróleo) aumentó de US$1.403 millones en 2000 a US $7.158 millones en 2008 y en 2009 bajó a US$6.711 millones.
Este crecimiento del sector se debe, fundamentalmente, al petróleo y al carbón. Este año, la producción de carbón alcanzará los 80 millones de toneladas métricas por año, de las cuales exporta el noventa por ciento. Colombia tiene el 60 por ciento de las reservas de este mineral de América Latina. Y en petróleo se espera que la producción de crudo y gas llegue en diciembre a 963 mil barriles diarios; 767 mil barriles en crudo y 196 mil en gas.
Las cifras ratifican lo que algunos expertos sostienen, Colombia se ha convertido en un país minero; sin que esto signifique que sea una potencia minera. Sin embargo, los expertos del sector consideran que se aproxima una verdadera bonanza del sector minero, escenario que tiene sus aspectos positivos y negativos.
Y aunque el Ministro de Minas y Energía, Carlos Rodado Noriega, ha sido cauto frente al tema, en los últimos días ha reconocido el crecimiento y la importancia del sector y ha afirmado que “en la minería sí somos potencia”.
Ahora bien, el aumento en la producción de ambos recursos implica un riesgo de una gran acumulación de dólares, por el aumento de las exportaciones; fenómeno que en la literatura económica se conoce con el nombre de “enfermedad holandesa”.
Ante este riesgo, el país tendrá que adoptar decisiones estratégicas en materia de política económica, en particular fiscal y monetaria, con el fin de evitar que la acumulación de esta riqueza inusitada, por sus efectos de revaluación, es decir de baja en el precio del dólar en Colombia, como ya se viene registrando, afecte a otros sectores exportadores como la agricultura y la industria. Esto tendría serias consecuencias en materia de empleo para el país.
El argumento de contrarrestar la enfermedad holandesa es uno de los que ha esbozado el gobierno para sustentar su propuesta de cambiar, radicalmente, el manejo de las regalías, para quitárselas a los departamentos y municipios productores con el fin de concentrar su administración en la Nación y distribuir sus beneficios en proyectos de desarrollo económico y social, a todo el país.
Ha hecho bien el señor Gobernador del Cesar, Cristian Moreno Panezo, en liderar una defensa de estos recursos de las regalías para el Departamento y los municipios productores, teniendo en cuenta las grandes necesidades básicas insatisfechas de la gran mayoría de nuestra población, como también señalando el impacto ecológico y los problemas sociales (migración, prostitución y presión sobre servicios públicos) que genera la explotación del carbón en nuestros territorios.
Igualmente, debemos registrar con beneplácito la conformación de un Comité Cívico por la Defensa de las Regalías, “Cesarenses por las Defensa de las Regalías”, que busca, como su nombre lo indica, unificar esfuerzos para la defensa de estos recursos, ante la fuerza política con la que avanza la aprobación de este acto legislativo en el Congreso de la República.
Sobre el tema minero se hablará mucho en los próximos meses, sin lugar a dudas. Consideramos que si se puede hablar de una bonanza, con todo respeto por el señor Ministro.
Y ese hecho debe contribuir a aliviar la situación económica y social de los municipios y departamentos productores, que presentan, en el caso del Cesar y la Guajira, graves indicadores en materia de pobreza, desempleo y falta de cobertura en educación, salud, servicios públicos, entre otros. Y así se le debe hacer saber al gobierno, dentro del debate la discusión que permite el Estado social de derecho.
Insistimos: a nosotros nos va quedar el hueco y los costos sociales antes mencionados. Reiteramos, esta es una batalla que apenas está comenzando y para la cual tenemos que seguirnos preparando en los distintos escenarios en donde hay que darla.