Por: Indalecio Dangond Baquero
En este Gobierno del presidente Santos están sucediendo cosas que no logramos entender. ¿Cómo es posible que después que nos apoyó con la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial para avanzar en la autonomía y desarrollo económico y social de nuestra Región Caribe -apoyada además, por más de 2 millones y medio de votos en la consulta Caribe-, ahora nos de una bofetada dejando a nuestra región sin representatividad en su gabinete ministerial?.
Revisando los nombres de los titulares de dichas carteras, encuentro que 13 de los 16 ministros son bogotanos o residen hace mucho tiempo en la capital. Ellos son los del Interior, Justicia, relaciones Exteriores, Hacienda y Crédito Público, Defensa, Agricultura, Protección Social, Minas y energía, Educación, Ambiente, Vivienda y Comunicaciones. Los tres restantes -Cultura, Transporte y Comercio – son amigos personales del presidente nacidos en Cali, Manizales y Santa Marta, con domicilio en Bogotá.
No tengo ninguna duda de las capacidades intelectuales de los actuales ministros, pero no es justo, que no se haya tenido en cuenta una mejor repartición de esas carteras sabiendo el apoyo que tuvo el presidente en las regiones del Caribe (1.636.000 votos), Antioquia (1.200.000 votos) y Valle del Cauca (767.000 votos), donde hay muchas personas capacitadas y honestas con un mejor conocimiento de los problemas y soluciones de sus regiones, dispuestas a ejercer a colaborar con este Gobierno. Entiendo que uno debe gobernar con sus amigos, pero me cuesta trabajo creer, que el presidente Santos no tenga amigos con capacidad de gestión en estas regiones.
No hay derecho pues, que nuestra Región Caribe, que cuenta con el 21% de los habitantes de este país (9.6 millones), el 35% de la producción ganadera y láctea, el 34% de la agricultura, que aporta el 90% del carbón, el 33% de la sal, el 100% del níquel y el 90% en gas, con cinco de las siete zonas portuarias del país, el principal rio fluvial, aeropuertos internacionales, las zonas turísticas más visitadas de Colombia y el delicado problema de la deforestación de nuestras zonas de reserva forestal, no tengamos una participación significativa en el gabinete ministerial y las entidades del orden nacional de este Gobierno.
¿Será mucho pedir a nuestros 53 congresistas costeños, crear un bloque para defender los intereses de nuestra Región Caribe? Con el concurso de todos, habrá una mejor planeación y gestión de la política pública para mejorar el bienestar de nuestra población mediante la igualdad de oportunidades para acceder a recursos, servicios de educación, salud, vivienda y servicios públicos entre otros.
Si no asumimos el papel de locomotora de nuestra región, seguiremos siendo víctimas de los anacrónicos expertos cachacos que ya propusieron que nuestras regalías fueran manejadas desde Bogotá, como si la corrupción en el nivel central no fuera peor que la nuestra. Ojalá esta experiencia nos sirva para las elecciones del 2014, Ojalá.
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