Entre Otras Cosas…
Por: Darío Arregocés
Las cosas que suceden en este país, son tan insólitas y frecuentes, que si pudiera hacerse un psicoanálisis del pueblo colombiano, el diagnóstico sería sin lugar a dudas el de Esquizofrenia, pues bastaría con tomar el caso de la salud, para darnos cuenta de la cantidad de desafueros que a diario cometen las Empresas Promotoras de Salud, con el usuario, personal médico y paramédico, despilfarros de los recursos, corrupción en todas las formas posibles… ¡y no pasa nada!
Los corruptos son cada vez más creativos en el arte de evadir la justicia. Ahora la modalidad preferida, parece ser el Asilo Político. Figura jurídicapropia del Derecho Internacional Público, creada para proteger a los ciudadanos que en su país, cuando son perseguidos, o temen serlo, por la comisión de uno o varios delitos políticos: Rebelión, Sedición y Asonada, recibiendo la protección de otro, que los acoge. Sólo que en nuestro caso, la figura parece abarcar delitos comunes o “bobaditas”-como las calificó el propio Uribe,- tales como la interceptación no autorizada de comunicaciones, más conocida como “chuzadas” y el fraude procesal, más conocida como “Falsas desmovilizaciones”. Siendo María del Pilar Hurtado- ex Directora del DAS-, la gran beneficiada, y le sigue en ese orden, Luis Carlos Restrepo –ex Comisionado de Paz-, quien se encuentra en vías de obtenerlo.
Pero la cosa no para ahí, lo último, en lo relacionado a las maniobras enderezadas a evadir la acción de la justicia y que ponen en serio riesgo el Estado Social de Derecho y de contera,las finalidades propias del Estado colombiano, tuvo lugar la semana pasada cuando el ex Personero del Distrito Capital, Francisco Rojas Birry, fue sentenciado por un Juez de la República, a pena privativa de la libertad, por el término de ocho años, al comprobársele que recibió dinero de la captadora ilegal D.M.G. El condenado, en lugar de interponer los recursos de alzada que la ley le brinda, en garantía de su derecho a la defensa, ha optado por entorpecer la acción de la justicia, atrincherándose en su vivienda situada en Suba, protegido por un piquete de personas pertenecientes a su etnia Embera-Katio, armados con arco y flecha, dispuestos a ofrendar su vida en defensa de su líder. Curiosamente, dentro del proceso judicial, el señor Rojas Birry, jamás propuso colisión de competencia, fundado en su condición de indígena; de otra parte, el delito de Enriquecimiento Ilícito, por el que fue condenado, no se cometió en ninguno de los resguardos indígenas, luego no cabe alegar que sea esa la jurisdicción prevalente en este caso. Por el contrario, se logró establecer que los 200 millones que obtuvo de la D.M.G. fueron utilizados para financiar su campaña a la Personería.
Por último el cargo de Personero Distrital, fue desempeñado por Rojas Birry, en su condición de ciudadano colombiano, condición necesaria y suficiente para aspirar a dicha dignidad, sin contar para nada el hecho de pertenecer a una etnia. No obstante, en su afán de librarse de la acción punitiva del Estado, Francisco Rojas Birry, se acordó de su etnia y ha buscado y obtenido el aval de la Organización Nacional de Indígenas de Colombia, que en este caso funge como encubridora del delito cometido por el oscuro personaje de marras.
Esperamos por el bien de la institucionalidad de la nación, y por la preservación del Estado Social de Derecho, que este siniestro personaje, pronto esté tras las rejas, resarciendo el daño moral y social causado, poniendo fin a este macondiano episodio, que le ha dado la vuelta al mundo y cuyo título no podía ser otro distinto al de: ¡Bienvenidos a Locombia!. darioarregoces@hotmail.com