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Bienvenido el acuerdo nacional por el empleo

Con entusiasmo han acogido los principales gremios económicos del país, el llamado formulado recientemente por el Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, en el sentido de lograr un “gran pacto nacional por el empleo y de contra la pobreza”.
Es importante destacar que a esta convocatoria asistieron ayer los directivos de los gremios económicos más importantes e influyentes del país: Luis Carlos Villegas de la Asociación Nacional de Industriales (Andi); Rafael Mejía de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Javier Díaz Molina de la Asociación Nacional de Exportadores (Analdex) y Eugenio Marulanda de Confecámaras, principalmente, por el sector privado y los principales ministros y asesores del equipo económico del actual gobierno.
Y la aceptación fue inmediata, ya que el llamado lo hizo Santos Calderón hace pocos días en la clausura de la Asamblea Andi, en Cali, cuando esbozó algunos de los principales aspectos de su política económica y – particularmente- una serie de iniciativas encaminadas a promover la formalización de puestos de trabajo y la generación masiva de nuevos empleos, por medio de estímulos tributarios, créditos, capacitación, el fomento de unos sectores líderes de la economía y condiciones para facilitar el primer empleo y atacar el desempleo que afecta, fundamentalmente, a la población joven del país.
Ese “acuerdo por el empleo, tal como lo está planteando el Presidente Santos y su equipo económico, implica un cambio en la legislación tributaria para cambiar los estímulos que hoy existen para la inversión en capital, se de a los empresarios cuya inversión nueva se intensiva en mano de obra, acogiendo una propuesta que en sentido habían planteado los ex ministros de Hacienda de Colombia, Rodrigo Botero Montoya, y Domingo Cavallo, de Argentina, en un trabajo contratado por Fedesarrollo, y que, en su momento, comentamos en estas páginas.
Según las proyecciones del gobierno es posible formalizar medio millón de empleos hoy existentes, pero en unidades productivas muy frágiles, que serían las que recibirían el apoyo del Estado; y además crear las condiciones para que el sector privado cree dos millones y medio de nuevos puestos de trabajo, en los próximos cuatro años.
La meta es crear las condiciones para lograr una tasa de crecimiento del PIB del 6 por ciento anual, durante los próximos tres años. Para este año, el director de Planeación Nacional, Hernando José Gómez, estima una meta del 4,5 por ciento.
Esas metas serían posible gracias a los estímulos a varios sectores líderes que el gobierno ha enunciado: industria, vivienda, agricultura, minas y energía, e infraestructura, básicamente.  Con esta propuesta Santos retoma la teoría de los sectores líderes que trajo al país, el inolvidable Lauclin Currie, asesor económico del gobierno de Misael Pastrana, que planteó a la construcción como sector que impulsaría a muchos otros sectores de la economía, (recordar el sistema upac), pero esta vez no con uno sino con varios.
En este sentido, la estrategia del gobierno comprende estímulos concretos para las pymes, mediante normas que reducirán el costo de contratación de nuevo personal, además de abaratar muchas tarifas que hoy tienen que pagar las empresas más pequeñas y débiles; pero también, crédito y capacitación.
Coincidimos con el Presidente Santos en que en este tema, la generación de empleo, no hay fórmulas mágicas, sólo instrumentos y decisiones  económicas para que los agentes, en este caso los empresarios, los acojan ya que los beneficia, como también a los trabajadores y al resto del país, por el círculo virtuoso que se origina con el crecimiento económico: más inversión es más empleo, más empleo es más consumo y luego más ganancias…
Pero discrepamos cuando habla de “milagros”; en economía no hay milagros: hay buenas o malas políticas, gestión, estímulos y desestímulos para los agentes económicos y sí opera la economía, no con milagros.
Esperamos que los empresarios acojan con responsabilidad social y sentido de la solidaridad estos instrumentos que les ha dispensado el gobierno, e inviertan en la generación de los millones de puestos de trabajo que requiere el país. De allí la importancia del mensaje de unidad nacional en torno a un propósito que, insistimos, debe ser objetivo nacional y política de estado: la generación de empleo y la lucha contra la pobreza.

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