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Bienvenido el CSIR-Cesar

Con la entrada en vigencia del actual Sistema General de Regalías, que en parte reemplazó el modelo antes previsto en la Ley 756 de 2002, así como por la coyuntura económica que atraviesa el país, habían cesado las actividades del Comité de Seguimiento y Evaluación a la Inversión de las Regalías – CSIR, en el departamento del Cesar. Un reciente convenio suscrito por la Fundación Universitaria del Área Andina ha permitido su reactivación, en un momento que no pudo ser más oportuno para la vida de los cesarenses.

Ciertamente, éste mismo diario anunció en días pasados (ver nota en: Regalías Aumentarán), que el departamento del Cesar pasará de recibir $473 mil millones en regalías, a $587 mil millones, lo que representará un incremento del presupuesto para el bienio 2017-2018 de más del 24 %, confirmando así la necesidad y oportunidad de la reactivación del CSIR-Cesar.

En el Cesar, a diferencia de otros departamentos, ni desde la Gobernación ni desde las alcaldías, se genera los suficientes recursos propios para su funcionamiento, por lo que resultan indispensables, no sólo las transferencias del Sistema General de Participaciones, sino especialmente para las grandes obras, las que efectúa la Nación sobre recursos de regalías.

Por todo lo anterior, la labor del CSIR tiene que ser mayúscula. El Comité debe convertirse en un súper veedor ciudadano, con la credibilidad del pasado cuando, casi solas, la Secretaria Técnica de la época y quien oficiaba de Jefe de Prensa, realizaban una labor de poco protagonismo personal, pero de mucha valentía, dedicación y esfuerzo en lo institucional y profesional. Chiriguaná, El Paso, Becerril, La Jagua de Ibirico y el propio Departamento desde la Gobernación, fueron testigos del trabajo decidido de esta entidad, que logró darle visibilidad a las obras ejecutadas con regalías del carbón, acompañando su ejecución física, y verificando los tiempos y plazos de entrega de las mismas.

Toda vez que el CSIR no es un órgano de control, su papel deberá ser respaldado no sólo por la comunidad, sino incluso por las mismas empresas, que lo primero que debieran verificar es el destino de los recursos que ellas mismas producen con la explotación del carbón. Hoy por hoy, la mala ejecución de tales recursos por parte de la Administración, provocaría también la frustración por parte de la industria, que vería cómo los recursos que desencadena su actividad, son dilapidados sin compasión.

En ese sentido, lo mejor que podría pasarle a las carboníferas que operan en el Cesar, es que a través de actores como el CSIR se evidencien los casos de corrupción que, con recursos de regalías, se presenten en las alcaldías y demás instancias administrativas que los ejecutan. En efecto, la función preventiva a la que también está llamado el Comité, debe lograr, como lo hizo en el pasado, que proyectos que arranquen con dificultades de planeación y ejecución, logren retomar el rumbo gracias a los llamados de atención que se hagan desde el reactivado organismo.

Bienvenido sea entonces el CSIR, cuya responsabilidad vemos que no será menor. El refrán popular dice que el tiempo perdido hasta los perros lo lloran, pero por lo mismo su labor estará acompañada de los órganos de control y las autoridades judiciales, con un objetivo común: ¡no más corrupción con recursos de regalías!

Por Carlos Iván Castro Sabbagh

 

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