La Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República es un ejemplo para Bogotá y para el resto del país. A ella han acudido estudiantes de las diferentes provincias colombianas porque es el más importante complejo cultural de la Nación y uno de los más modernos de América Latina, totalmente dotados para el estudio, la investigación y el acercamiento a todos los campos de la cultura, y además ofrece servicios como consulta en línea y en sala, préstamos externos e interbibliotecarios, apoyo a investigadores, búsqueda y procesamiento de información especializada y consulta en CD-ROM.
En el Cesar la Biblioteca Departamental ‘Rafael Carrillo Luquez’ fue construida por el ex gobernador Lucas Gnecco Ceerchar e inaugurada en el siguiente periodo por el ex gobernador Rafael Bolaño, la cual fue concebida jurídicamente como una Corporación integrada por la Gobernación del Cesar, la Alcaldía de Valledupar y la Universidad UDES, para poner al servicio las salas de literatura, infantil, referencia y multimedia, donde los consultores iniciales tuvieron a su disposición más de 20.000 libros y 160.000 registros en red con la Biblioteca Nacional de Colombia.
Desde entonces cumplió con su objeto y durante 10 años ininterrumpidos de servicio y asistencia social atendió no sólo las necesidades de estudiantes de colegios y universidades, sino a profesionales de diferentes disciplinas, gremios y academia. Fue epicentro de grandes eventos y jornadas en su auditorio ‘Consuelo Araujo Noguera’ y sus salas alternas, y todo el mundo siempre quiso incursionar desde sus acogedoras y cómodas instalaciones para realizar sus actos, que en ocasiones no alcanzaba a atender la alta demanda de sus usuarios, la mayoría en calidad de préstamo.
Irónicamente en esos diez años subsistió con los exiguos recursos financieros transferidos por la Gobernación del Cesar, y de los recursos técnicos y tecnológicos de la UDES. Hoy día la Biblioteca Departamental vive afugias que ponen en vilo su estabilidad y permanencia. En los últimos años las partidas presupuestales oficiales no han crecido ni han sido incrementadas de acuerdo con sus necesidades o el Índice de Precios al Consumidor –IPC- para que pueda ser competitiva y sostenible. Lamentable lo que se observa en el año 2013, cuando debió haberse modificado la estructura y objeto del ente que la administra para fortalecer su condición y garantizar su continuidad y eficiencia, como en otrora los vallenatos y cesarenses se acostumbraron a sus buenos y oportunos servicios.
La Biblioteca no debe restringirse, como se palpa en los últimos días. Por el contrario debe emularse el objeto social de la Biblioteca Luis Ángel Arango, que es administrada con estricto sentido de interés público, sin intereses partidistas y obedeciendo a verdaderas políticas de cultura con plena visión de calidad para responder a las necesidades de propios y extraños, porque finalmente es el Cesar el que clama mejores ideas para el desarrollo. Y en este contexto se obliga a reflexionar a los gremios y academia para que no fallezca la Biblioteca Departamental ‘Rafael Carrillo Luquez’, y a la Gobernación del Cesar a invertir los recursos necesarios para garantizar el servicio y cumplir con uno de sus fines, como es la coordinación de la Red de Bibliotecas del Cesar. ¿Si esto pasa en Valledupar, cómo estarán las bibliotecas de los otros 24 municipios cesarenses? ¿Si el Gobernador anuncia importantes inversiones para proyectos culturales, por qué no hacerlo con la Biblioteca Departamental?