Mi padre era sonetista de quien el poeta y literato Pepe Elías Curí escribió: “Tú manejas el soneto/con tanta delicadeza/con pericia tan cabal/que cualquiera pensaría/ que el gran Pepe Mendoza/jamás ha hecho otra cosa/que moldear sus sentimientos/en los catorce tormentos/de esa joya magistral”.
Y uno de sus sonetos fue ‘Mis nietos’: “A los siete nietos míos/yo los quiero con locuras/son siete bellas criaturas/tan frescas como el rocío/”. “Cuando se juntan me río/al verles sus travesuras/todas ellas son hechuras/de padres con mucho brío”.
Belén Severini y Rosario López son bellas criaturas que ingresan al núcleo familiar como niñas Alpha, vivaces y advertidas de que no soy el abuelo, sino “Papá Hugo”, empero Belén balbucea “grandfather” y enseguida Rosary sonríe ya autosuficientemente. La sorpresa en la hora de ahora es que nacen con los instrumentos de la tecnología a la mano, que las hace permanecer absortas en el celular, el iPad y la TV digital. Aprendiendo con una velocidad inusitada, saltan de pantalla a pantalla, de una aplicación infantil a otra, de video a video. Tanto, que siempre sorprenden porque aun sin pronunciar palabras completas, se comunican con gestos corporales utilizando los adelantos tecnológicos y adaptadas al mundo virtual, con un menor intercambio de habla por estar enganchados en el móvil o la tablet. ¡Dios!
Son aquellas parte de la generación Alpha, porque han nacido con los dispositivos móviles al alcance de todos y son capaces de interactuar en las plataformas antes de aprender a hablar. Belén y Rosario, nativas digitales al cien por ciento de smartphones y tablets. Yo soy generación ‘Boomer’, por lo tanto, conmigo “se joden”, porque no solo las induciré al fitness, sino que desde ya estamos a la par con el mundo insondable de los dispositivos electrónicos como estímulos para la prometedora Generación A, que experimenta -aún en los inefables tiempos de pandemia- metafóricamente un nuevo renacer de la humanidad. ¡Dios bendícelas y protégelas!
Como estamos en época de navidad, no cerraremos estos comentarios alrededor de perspectivas serias como niños abducidos por la pantalla, o lo peligroso de que los nacidos en la Generación A sean espectros andantes. O esta observación demoledora: “Las pantallas no son negativas per se, pero si se abusa de ellas, si los niños abusan de ellas, sucederá lo que los expertos ya están avisando y que es de tanta lógica que cae por su propio peso: los niños crecerán con incapacidades sociales y emocionales. Súmale el sedentarismo, súmale el no hablar cara a cara con las personas, súmale el no hacer uso del papel, de los lápices y bolígrafos, de otros juegos de manipulación, del juego libre, del correr, del saltar y un gran etc., y el problema será gordo. Muy gordo. Ya me he ido al extremo. La situación actual no es para tanto, pero cuidado, estamos en el camino”.
¡Navidad, Navidad! A cuidarnos todos. Muy peligroso relajarnos o una vez en alguna reunión social o familiar, prontamente olvidarnos del aislamiento y del tapabocas y hablarnos a la cara o abrazarnos, solo por la espontaneidad y la emoción de reencontrarnos tan cerca los unos con los otros. Que la estrella de Belén ilumine a todos en esta Navidad y que cada día del nuevo año la bendición de Dios los guarde a todos ustedes, queridos lectores y a sus familiares. ¡Feliz Navidad!