“La violencia es el punto nodal en la historia contemporánea de Colombia. Durante un buen tiempo esta posición de referente obligado del fenómeno tuvo efectos paradójicos en la investigación.
Los analistas de las primeras décadas del siglo pasado lo veían como un indefinido horizonte en el cual se cerraban sus explicaciones y los procesos por ellos estudiados”. Así lo aseguró Gonzalo Sánchez en su investigación ‘Violencia, guerrillas y estructuras agrarias’, publicado en 1989, cuando estudió lo ocurrido desde la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, el Frente Nacional y la reforma agraria, en el marco de una violencia que dejó más de 200 mil muertos.
El país acaba de conocer el Informe General de Memoria y Conflicto, el cual es un aporte del Centro de Memoria Histórica a la comprensión del origen y las transformaciones del conflicto armado colombiano, denominado ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad.
En este informe dan cuenta entre otros aspectos, de una cifra que estremeció a los colombianos: 250 mil muertes en tantos años de violencia.
Son cinco capítulos en los cuales cuentan detalles de una guerra prolongada y degradada, los orígenes, las dinámicas y el crecimiento del conflicto armado; la guerra y justicia en la sociedad colombiana, los impactos y los daños causados por el conflicto armado en Colombia y muestra las memorias a través de la voz de los sobrevivientes de la violencia que ha sufrido el país.
En su prólogo el grupo de investigadores expresan que “Colombia apenas comienza a esclarecer las dimensiones de su propia tragedia.
Aunque sin duda la mayoría de nuestros compatriotas se sienten habitualmente interpelados por diferentes manifestaciones del conflicto armado, pocos tienen una conciencia clara de sus alcances, de sus impactos y de sus mecanismos de reproducción.
Muchos quieren seguir viendo en la violencia actual una simple expresión delincuencial o de bandolerismo, y no una manifestación de problemas de fondo en la configuración de nuestro orden político y social.
Es precisamente lo que ocurre en el Cesar, un departamento que aparece como uno de los más afectados por esta violencia: Secuestros, asesinatos, desplazamientos, entre otros hechos victimizantes, cuyos habitantes van olvidando o justificando lo que aconteció en su territorio. Parece que el dolor, paralizara la capacidad de asombro o de dimensión de la tragedia de las víctimas.
La historia del Cesar, la realidad de lo que ocurrió en las tres últimas décadas tiene su sitio propio en el Centro de Memoria Histórica, que en el Cesar tiene identidad propia.
Su oficina se encuentra en el tercer piso de la Biblioteca Departamental ‘Rafael Carrillo Luquez’ de Valledupar, donde un grupo de investigadores han documentado historias ocurridas por las actividades criminales de la guerrilla y los paramilitares.
Ya es hora de que el Cesar comience también a esclarecer su propia tragedia, sólo así se podrá retomar el camino. Un pueblo que conoce su historia, es capaz de sobreponerse a cualquier obstáculo y decir ¡Basta ya!