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Barranquilla en su bicentenario

La joven Barranquilla cumple 200 años de existencia, esa ciudad multiétnica, multicultural, alegre, tropical, Caribe. Los vallenatos, cesarenses y guajiros, de este viejo distrito de Padilla, les damos a sus residentes y natives, felicitaciones.

No tuvo ese largo pasado hidalgo español de Santa Marta y Valledupar, pero por nueva arrancó con nuevos aires de progreso, se sirvió de su localización y del Río, antecedente del ferrocarril y las carreteras, como modo de transporte nacional. En realidad, su mayor esplendor no fue sino al cumplirse el primer centenario, cuando se convirtió en la segunda ciudad de Colombia. Allí nació la aviación latinoamericana, sus primeras plantas de energía, sus primeros vehiculos, su industria manufacturera, que deslumbraban en las primeras décadas del siglo XX.

El crecimiento, como su manejo político, ha tenido sobresaltos de todo tipo, y problemas de pobreza, movilidad, muchos arroyos que pasar todavía. Con la elección de alcaldes y su conversión a Distrito, ha traido sorpresas como la elección del Cura Hoyos, que marcó un fenómeno en los barrios pobres de la ciudad. Agotado y desprestigiado su proyecto, al igual que sus aliados sucesores, las administraciones de Alejandro Char y Elsa Noguera retomaron la senda de buen manejo, coincidiendo con, -y también estimulando- una masiva ubicación de empresas en su territorio. Especializadas en ciertas industrias, y servicios financieros, de comercio, de ingenierías, de salud y de construcción las colocan hoy, según el DANE, en la ciudad con menos desempleo formal en el país.

Mientras hace 20 años los vallenatos escuchábamos con temor que nos podíamos contagiar de Barranquilla, sinónimo de corrupción y desgreño, hoy el alcalde de Valledupar Fredys Socarrás, ha establecido un hermanamiento siguiendo el buen ejemplo de sus dirigentes como Char y Noguera.

Esa mala imagen dificultó la cristalización del proyecto de Región Caribe que tuvo un segundo aire con la Constitución de 1991. Muchos costeños dudaban de que una ciudad desprestigiada fuera cabeza natural de la nueva Región. Entonces, los cartageneros expusieron la tesis de la Costa”bipolar” para mostrar los iguales merecimientos de su ciudad.

Desde Evaristo Sourdís en 1970, ningún barranquillero aspiró a la presidencia de la República, el senador Gerlein recuerda que han sido pocos los ministros. De hecho no hay presidente costeño desde Núñez, hace 130 años.

Hay un aspecto que queremos resaltar: Barranquilla ha sido en los últimos años la gran difusora de nuestra música vallenata. Sus escenarios, su carnaval, el espíritu alegre de su gente, su amor por el baile, hacen de ese lugar un dinamizador y promotor cultural de resonancia internacional. Así como la música tropical encuentra motivo en sus brisas, el vallenato logró, mas allá, un posicionamiento sin par. Desde 1950 en sus columnas de El Heraldo García Márquez descubría a los primeros juglares, compositores como Escalona, y acordeoneros como Abel Antonio Villa.

Barranquilla tiene una vinculación mas fuerte con los departamentos ubicados en la margen derecha del gran Río , Magdalena, Cesar y La Guajira. Vallenatos de todas las clases se residenciaron allá. Desde que al comenzar el siglo XX acaudalados miembros de la familia Pumarejo lo hicieran. Uno de ellos, Alberto, dió nombre popular al Puente sobre el Río Magdalena. Barranquilla, de espalda al río por décadas, ahora hace una vía y un gran parque en su ribera, impulsa puertos, parece recuperar la atracción turística de una obra como Bocas de Ceniza, construyó el bello e interactivo Museo Cultural del Caribe.

Son buen referente en el deporte, aún no le ganamos al Junior, pero ayer, en su casa, en el torneo de la B, los vallenatas le ganamos al Barranquilla F.C.

 

 

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