Atrás quedaron 54 años de guerra y venganza, que dejaron 163 muertos, cuando miembros de dos familias en el municipio de Barrancas, después de 10 años de conversaciones, decidieron hacer las paces y empezar una nueva vida, llena de esperanza y dejar de perseguirse unos a los otros.
El ministro del interior, Juan Fernando Cristo, y el gobernador encargado de La Guajira, Jorge Enrique Vélez, fueron los garantes, de la firma del acuerdo entre miembros de las dos familias que se reunieron el pasado martes 27 de septiembre en el coliseo Romero Gámez Redondo de este municipio del sur de La Guajira, y que en medio de un emotivo apretón de manos y un fuerte aplauso, perdonaron y olvidaron las épocas de violencia de años anteriores y que provocaron que varios miembros de estas familias, que decidieron poner fin a la Ley del Talión entre ellas y darle la bienvenida a la paz y a la reconciliación.
Así empezó la guerra
Evelio Rafael Cobo, miembro de una de las dos familias en conflicto, expresó que todo inició en el corregimiento de San Pedro, zona rural del municipio de Barrancas, cuando a dos primos en el año 1962, se les dio por castrar a un ovejo ajeno y cuando éste llegó al corral del dueño, su propietario se llenó de tanta rabia que decidió el máximo castigo al que le había hecho este daño.
De otro lado Adalges Margarita Pérez Soto, quien tenía sólo 7 años para la época en que empezó la guerra y hoy tiene 61 años, expresó que la venganza inició entre la familia Mejía y los Gómez, pero hubo tanta violencia que se desvió hacia otras familias, hasta el punto de involucrar aproximadamente a 70 núcleos familiares más.
Se estableció que esta difícil situación involucró a las familias Bermúdez Soto, Mejía Carrillo, Pérez Bonilla, Puche Aguirre ,Pinto Cantillo, Ustate Ramírez, Ramírez Puche, Pinto Pérez ,Carrillo Arévalo, Duarte Suárez, Pérez Carrillo, Pérez Molina, Pérez Pinto, Pérez Suárez, Suárez Duarte y Ureche Quiñonez, entre otras.
En el marco del evento, donde todos los asistentes asistieron vestidos de blanco, como homenaje a la paz, se dijo que este proceso fue largo y empezó en el año 2006, cuando se dieron las primeras negociaciones entre las familias que permanecían en Barrancas, donde se logró frenar las venganzas y darse una tregua, posteriormente se fueron involucrando más familias residentes en Venezuela y en otras partes del país, logrando unos acuerdos paulatinos que se protocolizaron el pasado 27 de septiembre, paradójicamente, un día después de que el gobierno colombiano firmara el acuerdo final con la guerrilla de las Farc, también para terminar con más de medio siglo de violencia.
Celito Rafael Solano, quien se considera un sobreviviente del conflicto entre las familias guajiras, indicó que se hizo lo mejor con el encuentro entre las partes que tenían discordias; se dieron el saludo de paz y decidieron poner fin a la guerra que solo dejó muerte y desolación.
“Somos una generación de paz y haber estudiado nos lleva a la conclusión de que la guerra no deja nada bueno, solo deja pobreza”, manifestó Pierina Rincón Pérez, abogada descendiente de una de las familias que decidieron dejar la guerra y hacer la paz.