Esta fue la tendencia en twitter gran parte de la semana, muestra la indignación por las salidas de tono del nuevo fiscal, Francisco Barbosa, quien en 5 meses de gestión, no tiene mucho para mostrar, a pesar de que modestamente, aseguró que él iba a ser el mejor Fiscal de la historia.
Los que pensamos que no podía llegar a la Fiscalía General algo peor que Néstor Humberto, nos equivocamos de cabo a rabo: llegó Barbosa, quien se jacta de sus títulos y maestrías. “No hay persona de mi generación más preparada para asumir este cargo”, y pone de manifiesto su falta de humildad y decoro; ahora reniega de la política, cuando le preguntaron por la decisión de investigar a Claudia López por la compra de un aguacate respondió: “No me revuelvo en el fango de la política”, pero cuando estaba metido de lleno en la campaña de Duque, visitando regiones, echando discursos y trinando, ese mismo fango le parecía perfecto.
Él sabe que sus cargos en el Gobierno y su inclusión en la terna no han sido producto de la meritocracia, la verdadera causa es su estrecha amistad con el presidente Duque, con quien estudió en la Universidad Sergio Arboleda. Es un Fiscal clientelista porque se vale de todas las argucias para beneficiarse, como el cambiazo que hizo con el Contralor, tú me empleas a mi esposa, yo te empleo a la tuya y todos felices a pasear por Colombia; el propio pacto politiquero, sin el más mínimo asomo de ética. Pero también es un fiscal lleno de impedimentos, en el caso de la ‘Ñeñepolítica’ no se quiso declarar impedido, pese a su estrecha relación con el presidente; después, quiso engavetar los audios; luego, quería involucrar a Petro por un audio en el que, hasta el más inocente, deduce que ahí no hay ningún delito y, por último, le imputó cargos a los investigadores que destaparon el escándalo.
Tenemos un Fiscal torpe, que siempre habla con un lenguaje retador para mostrar la autoridad que no tiene y se le nota -a leguas- su incapacidad para aceptar una crítica, se descompone y nunca reconoce un error, como con el famoso viaje a San Andrés, que fue la gota que rebosó la copa; irse en plena cuarentena el puente, de paseo a la isla, en dos aviones, con el argumento de visitar las regiones para combatir la corrupción y cuando se ve acorralado sale con frases destempladas “siempre que pueda viajaré con mi hija”, y de ñapa, nos cree idiotas, involucra a su hija menor de edad en un tema y luego la utiliza para buscar solidaridad, victimizándose, aunque es incuestionable que violó la medida sanitaria y arriesgó la vida de sus acompañantes, ya que el comandante de la Policía de San Andrés salió positivo para covid-19 y ahora, todos tienen que hacerse la prueba; además utilizó recursos públicos para favorecer a terceros, en este caso una amiga de su hija que también fue a ese paseo.
No hay duda. Estamos ante un Fiscal que no tiene ni la entereza, ni el bagaje para ese cargo y lo más grave, se puede convertir en un instrumento de persecución de la oposición, ya que su postura política es abiertamente ‘duquista’, un peligro para nuestra democracia. Mientras tanto, los gobernadores y alcaldes que robaron en la pandemia, bien gracias.