Algo sobre
Por: José Romero Churio
Son los calificativos que le calan al negocio bancario colombiano, que genera enormes ganancias a los empresarios propietarios por su especulación desmedida. Es tanto el abuso, que al Ministro de Hacienda, Juan Carlos Etcheverry, se le nota la preocupación ante el peligro en que se encuentra la economía nacional por el alto costo de los servicios bancarios.
En consecuencia, el Ministro, le advierte al gremio bancario que si no autoregula las tarifas de sus servicios a la realidad del país, el gobierno tiene la obligación y la facultad para tomar las medidas correctivas pertinentes, tal como lo dispone la reforma tributaria aprobada recientemente por el Congreso de la República.
De inmediato, la presidente de la Asociación Bancaria, Asobancaria, María Mercedes Cuéllar, le riposta de manera arrogante, ya que no reconoce el exagerado valor de los beneficios ofrecidos por los bancos, además pone en entredicho el justo pronunciamiento del Ministro, con el sofisma de que los clientes bancarios están cada día más informados y educados en el manejo de las operaciones financieras, que les ayuda a reducir costos en sus transacciones.
Sin embargo, todos los bancarizados del país son explotados sin ninguna consideración, esta es la verdadera realidad que padece la gente de clase media, en especial la que vive de honorarios o salarios, que con muchos sacrificios logran obtener algún patrimonio con base en créditos, usualmente pagados en cuotas mensuales.
Esta postura del Ministro bajo la anuencia de su jefe, en vista de que no lo ha desmentido, es otra manifestación de que los colombianos estamos gobernados de manera diferente, de cuando los presidentes cumplían las directrices de tan dominante sector financiero; por ejemplo, como en la reciente época de Uribe, desconcertante personaje que funge de firme en sus actuaciones, pero en su largo periodo presidencial, al menos en la administración de la economía estatal, quienes mandaban eran los empresarios bancarios, especialmente Luis Carlos Sarmiento Angulo, a quien se le veía como su vocero principal.
Esperemos a ver el resultado financiero de los bancos del año 2010, cuyos propietarios, sin duda alguna, no sentirán ni pizca de vergüenza al presentar sus ganancias billonarias, en medio de la calamitosa situación que atraviesa el país, debido, entre otras cosas. a la desastrosa temporada invernal. Obviamente, nunca comparable al despilfarro y saqueo del erario de parte de los políticos corruptos, sin importarles las condiciones desdichadas y de vulnerabilidad como dejan a millones de compatriotas, sobre todo a la población más pobre que es la que vive en los lugares con mayor riesgo de sufrir los embates de los fenómenos naturales.
Los banqueros no se conforman con la utilidad que les deja el cobro de elevadas tarifas por la prestación de sus servicios, que si bien se esmeran en que sean oportunos, no se compadecen del mal estado financiero de la mayoría de sus clientes, que recurren al crédito bancario por física necesidad y cuando quieren ahorrarse algunos intereses abonando al capital, son castigados con altas multas por pagar adelantado.
Al menos, así multa el BBVA a sus clientes comunes y corrientes, como ya lo dije son la mayoría. Pero no hacen obras que mitigue permanentemente el malestar de millones de pobres, sino que patrocinan actos suntuosos, como la liga española de futbol de la que hacen parte equipos profesionales que invierten sumas astronómicas en adquirir los mejores jugadores y entrenadores, pagándoles millones en dólares y euros, como el Real Madrid y el Barcelona.