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Banalidad de la canción vallenata

Interesante estuvo el primer encuentro del 2015 de ‘La Palabra Encantada’, disertaron el compositor Rosendo Romero y el cronista Alberto Salcedo Ramos. El conversatorio fue presidido por el director de la casa de la cultura municipal, Alberto Muñoz Peñaloza, y como invitados a la mesa de honor, los periodistas Juan Rincón Vanegas y Gloria ‘La Chata’ Riaño Baute.

El tema central, la música vallenata. Alberto Salcedo Ramos (1963), su pasión por el vallenato se inicia desde sus primeros años de vida, cuando su padre Andrés Salcedo vino a trabajar de locutor en Radio Guatapurí (y nos dejó esta hermosa canción: Valledupar edénico lugar que brilla bajo el cielo de la tierra mía/ el corazón no puede soportar el profundo pesar que da su lejanía). Alberto se declara amante del vallenato de los 70 y 80. Uno de sus primeros aportes a la vallenatología es el libro ‘Diez juglares en su patio’ (en coautoría con Jorge García Usta, 1991).

Rosendo Romero, el poeta de Villanueva, confiesa ser fiel seguidor de Leandro Díaz y Gustavo Gutiérrez. Su periplo en el mundo del disco empieza con ‘La custodia del edén’, grabada por su hermano Norberto Romero y Armando Moscote. Después vinieron los éxitos con el Binomio de Oro, donde descubre en su canción ‘Sueño de conquista’ que si podía hacer poesía; prosiguen grandes éxitos con Jorge Oñate (‘Noche sin lucero’ y ‘Cadena’) y Diomedes Díaz (‘Fantasía’ y ‘Navidad’).

Los expositores exaltaron la poesía en los clásicos del vallenato, pero surgieron muchas preguntas sobre la baja calidad poética en las canciones de hoy. A manera de síntesis presento estos cometarios. La trivialidad en las letras de las canciones vallenatas de ahora no puede verse como un hecho aislado de los compositores, es un fenómeno universal en todas las expresiones musicales. Escuchar las melodías y las letras de boleros y rancheras de las décadas de oro del folclor mexicano son diferentes a las de hoy. Lo mismo sucede con los sones cubanos y los porros colombianos.

En un espectáculo musical no siempre la mejor canción es la que conquista multitudes. Los compositores actuales viven en afán de competir, que los lleva a caer en el facilismo, el mínimo esfuerzo intelectual y en la banalidad de los textos. Hay que ir al baúl de los maestros. “Quiero robarles los minutos a las horas/ pa’ que mis padres nunca se me pongan viejos”: este verso de Rosendo Romero fue hecho con la serenidad de sus profundas reflexiones poéticas (pienso que ese verso lo hizo suyo ‘La Chata’ Riaño, porque todavía se conserva joven y bella esta famosa musa del canto vallenato que inspiró a José Alfonso ‘El Chiche’ Maestre para componer sus mejores canciones).

Alguien hizo referencia a una canción de doble sentido, ramplona que está sonando, cuya melodía y estribillo tienen parecido con una que hace más de 40 años cantaba José María Peñaranda: La chula con la montero se pusieron a pelear / la chula salió corriendo y la montero más atrás.

Jose_Atuesta_Mindiola: