Todos los lectores tenemos un dejo de coleccionistas. Esa tenue llama que nos arde en el pecho y nos obliga a rastrear la bibliografía completa de cierto autor que se ha ganado nuestros afectos, aunque, a veces, como si se tratara de una paradoja temporal, la vida no nos alcanza para leerla entera.
Y como buenos conocedores de nuestro oficio, compartimos la dualidad de ser, al mismo tiempo, divas caprichosas por perseguir ciertas ediciones particulares que sabemos valiosas y cazadores sofisticados con los sentidos agudizados para reconocer joyitas literarias allí donde los demás solo ven una montaña de libros amarillentos de segunda mano. Mi búsqueda comenzó con la “Trilogía de Danzig”, las tres obras iniciales que Günter Grass, Premio Nobel 1999, escribió en su ciudad natal.
En aquel entonces, mi interés radicaba en un hermoso tiraje pasta dura lanzado en 1992 bajo el título “Narrativa Actual” por la editorial RBA. La nula inversión en diseño de portada se compensaba con el exquisito gramaje de sus hojas que convertían su lectura en una experiencia extrasensorial para las yemas de los dedos. Me tomó casi cinco años de visitas semanales al centro de Bogotá dar con “El Tambor de Hojalata”, “Años de Perro” y, finalmente, “El Gato y el Ratón”.
Algo parecido sucedió con la edición conmemorativa que la Real Academia de la Lengua Española hizo de “La Región Más Transparente” en 2008, el libro insignia de Carlos Fuentes, la cual no logró una gran difusión en el mercado, a pesar del éxito atronador de la versión que la RAE hizo de “Cien Años de Soledad” en 2007. Solo tuve el privilegio de verla expuesta una vez, en perfecto estado y todavía envuelta en su virginal plástico protector, levitando entre los vapores de los buñuelos fritos en exceso de la Carrera 9.
Su precio era injusto, no por lo desmedido sino por lo normal, una perla a precio de rebaja. Me la llevé casi por inercia. Mi lista de obsesiones obviamente debe incluir a Gabo, pues lo único que llevo pidiéndole a Papá Noel desde hace casi 10 navidades es la colección completa de su Obra Periodística que Mondadori imprimió entre 1991 y 2002.
Cinco tomos de impecable tallado y terminación que voy persiguiendo por todo el mundo, desde el último ejemplar de “Por La Libre”, que se escondía en un rincón olvidado de la Panamericana de la Calle 72, hasta el “De Europa y América” con el que me topé inesperadamente en una BookCulture de Nueva York.
Finalmente, la madre de todas mis ballenas blancas: La “Trilogía de los Snopes”, escrita por el más grande, William Faulkner. Tres novelas compactamente impresas en 1964 por la editorial Plaza y Janés que, gracias a la paleta de colores del tiempo, hoy más parecen ladrillos que libros. Compré “El Villorrio” llevado por un antojo intempestivo en la Librería Merlín, luego se me apareció “La Mansión” un sábado paseando por la Calle 45 con mi perro, y desde entonces, poseer “La Ciudad” se ha vuelto mi más ferviente deseo.
La búsqueda continua…