Por: Jorge Nain Ruiz Ditta
Es cierto que aún no ha terminado el Festival de la Leyenda Vallenata y que uno no puede hacer balances si no luego de finalizar las actividades, pero tengo tantas cosas que decir que necesitaría de muchas columnas y muchos caracteres para ello, luego entonces, hoy quiero hacer un escrito distinto a los acostumbrados, en el que pueda hablar de manera menos hilvanada, para contarles cositas que han pasado hasta hoy en el marco de la versión 57 del Festival de La Leyenda Vallenata.
Lo primero que quiero contarles es que el homenajeado en este festival vallenato, el cantante Iván Villazón, se convirtió en el personaje, que tal vez, ha contribuido más al éxito de este evento, la llamada voz tenor del vallenato se puso la camiseta y las botas desde mucho antes de subir el telón y me atrevo a afirmar, sin temor a equivocarme, que con excepción de Carlos Vives, ningún otro homenajeado ha trabajado tanto en la buena imagen del Festival Vallenato.
Fue impresionante y deja huella el foro y el concurso de canto infantil organizado por el diario EL PILÓN llamado “La Voz en el Vallenato”. Allí quedaron claras dos cosas: una que el semillero de buenas voces en el vallenato es algo ineludible y, dos, que las mujeres decidieron acabar con el mito aquel que el vallenato se ve y se escucha mejor interpretado por los hombres. En ese hermoso concurso que se realizó el 30 de abril en la Casa de la Cultura de Valledupar, más del ochenta por ciento fueron niñas y dos de ellas fueron las ganadoras.
Invitado por mi adorada agremiación Sayco asistí a la gala de los premios Upar Awards también en la noche del 30 de abril y debo manifestar que este evento en tan pocas ediciones que lleva se ha convertido en el más elegante y portentoso de todos aquellos que tienen relación con nuestra música, salvo por algunos detallitos de logística que me imagino se irán corrigiendo, no tiene nada que envidiarle a los Grammys Latinos.
Ana del Castillo con su actuar sigue demostrando que ella no quiere ser solo una buena voz que canta vallenato, sino una “vedette” en todo el sentido de la palabra y es al parecer lo que no hemos querido entender quienes pedimos que no se vista así, que para cantar bonito no necesita ser “mostrona”. Por Dios, es que ella no quiere ser solo una cantante. Ana del Castillo nació en la época precisa, en la que el querer de la gran mayoría no se centra en valores, principios, ni en cosas trascendentales, sino en lo trivial, lo banal y lo que en otros tiempos llamaron vulgar. Ello la lleva a ser exitosa, aunque censurada por muchos, lo que no sabemos es por cuánto tiempo y cómo será recordada.
La fundación organizadora del festival debe pensar que el Centro Comercial Unicentro no es el lugar más apropiado para hacer las eliminatorias de ninguno de los concursos, allí el público no puede apreciar nada y el espacio es demasiado reducido, ojalá tomen medidas para la próxima edición.
COLOFÓN: Volviendo al tema de los homenajeados del festival, la gente se pregunta: si ya le han hecho homenajes a Poncho Zuleta, Jorge Oñate, Diomedes Díaz, Iván Villazón, de los cantantes de la época dorada del vallenato, cuándo será el homenaje para Beto Zabaleta y Silvio Brito y, en lo que tiene que ver con acordeoneros, seguimos esperando el de Alfredo Gutiérrez, Nafer Durán, Beto Villa y otros que enunciaré en la próxima columna.