Hacer, promover y cuidar la cultura no es un trabajo, es una misión. Misionar es una labor ardua que se matiza o aliviana con gusto, se escoge, no es un mandato. Así lo ha entendido María Victoria Celedón Simón, Directora Ejecutiva de la Corporación Biblioteca Rafael Carrillo Lúquez. Desde cuando fue escogida para ese cargo, no se limitó a dirigirlo sino a desplegar su accionar a muchos lugares: veredas, corregimientos, municipios del Cesar, a llevar la lectura, las inquietudes y expresiones artísticas universales y regionales “ Por el camino del desarrollo y la paz”, según reza el eslogan del Plan de Desarrollo.
Ahora, con Luis Barros Pavajeau y un pequeño grupo acaba de presentar la revista número tres Bajo-Tinta, un admirable trabajo sobre el Festival de la Leyenda Vallenata y otros temas relacionados. Encontramos interesantes artículos escritos por Darío Leguízamo Peñate, Stefanny Labastidas, Julio Oñate Martínez, María Palito, Arminio del Cristo Mestra Osorio, Nina Marín, María Rosa Saad, Andrea Maestre Celedón, María Elisa Dangond, Juan Carlos Mindiola, Julio Mario Celedón, un cuento de Miguel Barrios Payares, Marina Quintero, dos interesantes entrevistas de Luis Barros Pavajeau al gobernador Francisco Ovalle Angarita y a Eliana Gnecco Martínez y mucho, mucho más.
Es una revista para leerla despacio, así como se lee un libro que atrapa, deleita e instruye. Me sorprendió el encuentro con el maravilloso mundo construido por la inolvidable poeta nuestra Clemencia Tariffa; allí estaba, no puede faltar cuando se habla de literatura universal, porque siempre es y será universal.
Esta revista sorprende, por los que en ella escriben, por su diagramación, por artística, en fin por todo lo que tiene una buena publicación cultural. Felicitaciones y gracias a la Biblioteca Departamental por tan buena labor.
NOTA. Duele y entristece la muerte de Ricardo Caicedo, el queridísimo “Pitirri”, esposo de mi prima y ahijada Gelka Dangond Orozco y padre de Ricardo, José Eduardo e Isabela. A pity, como le decía, lo despedimos ayer en medio de todos los que lo queríamos, sus hermanos, familia y numerosos amigos; hace quince días habíamos hablado largamente y, con esa sonrisa que nunca le faltó, habló con mi hija Clarissa sobre sus planes de recuperación de su salud, pero se fue así, de pronto, cuando todavía estaba lleno de esperanzas. Siempre lo recordaremos como lo que fue, un hombre correcto, alegre, lleno de una bonhomía contagiosa; resumiendo: fue una buena persona, y eso, en la vida, es lo importante. Paz a su alma y fortaleza a su familia.