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Bájele el volumen

Buena la iniciativa de debatir en el Concejo Municipal el escándalo que generan los equipos de sonido (más conocidos como pick-up), en zonas residenciales de Valledupar. Este tema que es recurrente en todas las comunas de la ciudad, apenas fue propuesto por el concejal Jaime Pedrozo Camarillo, quien se detuvo en la dinámica –a veces convertida en simple retórica- del cuerpo colegiado, para analizar las numerosas quejas de la comunidad sobre el alto volumen que deben soportar.

Estos equipos que exhiben en casas como trofeo y amenizan negocios situados en barrios residenciales superan los decibeles permitidos por la norma ambiental, sin que ninguna autoridad haga nada. La principal queja de la comunidad que debe soportar a los vecinos ruidosos, es que no vale de nada una llamada al 123 de la Policía Nacional porque nunca llegan a poner orden, y deben vivir en medio del bullicio, el alcohol y las riñas que finalmente generan las fiestas y los sitios donde se encuentran.

Los barrios de donde más quejas se reciben son el Siete de Agosto, Villa Corelca, El Pupo, Mareigua, El Páramo, Los Fundadores, Primero de Mayo, La Nevada, Divino Niño, la invasión Brisas de la Popa y otros más, cuyos habitantes se han llenado de paciencia al ver la poca efectividad de las autoridades.

Lo único que se espera es que en el debate que se realizará próximamente en el seno del Concejo Municipal, con la presencia de la Secretaria de Gobierno y el Comandante de la Policía Nacional en Valledupar, no quede como otros tantos que a pesar de hacerle mucha publicidad, no terminan en nada y el problema central sigue sin resolverse. Ya es hora que se aplique el Código de Convivencia Ciudadana, que haya respeto entre vecinos y no se abuse de lunes a lunes, con los altos volúmenes de los equipos de sonido. ¿A la Policía no le parece extraño que en una casa de familia, de estos barrios enunciados anteriormente, hagan parrandas permanentemente con música a todo volumen en cualquier día de la semana laboral? ¿Qué celebran?

Este es un asunto de salud pública, porque seguramente la contaminación acústica en Valledupar supera el nivel permitido, más de 65 decibelios, límite aceptado por la Organización Mundial de la Salud. Ya en Bogotá y en otras zonas del país ha habido tragedias por los conflictos generados por vecinos ruidosos. Es oportuno tomar este asunto en serio y no esperar a que haya alguna muerte por este motivo.

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