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Ayuda humanitaria o complot

Según el director de la CICR de Colombia, para que una ayuda sea humanitaria debe ser imparcial y neutral; la que nos vendieron para Venezuela no cumple estos requisitos, por eso ni la ONU, ni la OMS, ni Cáritas, ni la propia CIRC, la apoyaron. Lo que se pretendía, por parte de los EE.UU y su séquito, era producir unas condiciones que condujeran a la caída de Maduro con el pretexto de que es un mandatario ilegítimo y dictador. En cambio, han reiterado que Juan Guaidó, un desconocido infinito, es legítimo sin someterse al electorado. ¿Quién le dio esa legitimidad? Este es el mensaje amarillista repetido hasta la saciedad. ¿Cuándo un mandatario es legítimo? Cuando ha ganado unos comicios electorales vigilados por propios y extraños; Maduro Y Duque fueron elegidos con la tercera parte del censo electoral respectivo. ¿Cuál es más legítimo de los dos? Aquí negaron revisar el software que, supuestamente, estaba alterado según los denunciantes mientras que en Venezuela hubo 18 auditorías con participación de la oposición. Más que ayuda humanitaria lo que veo es un complot contra Venezuela, contra sus menesterosos y enfermos, al someterla a un aislamiento económico y diplomático internacional; los EE.UU manejan todos los resortes de la economía de gran parte del mundo incluyendo la Comunidad Europea, caja de resonancia de todas las propuestas genocidas de este país. Es vergonzoso que a Venezuela, dueña de los mayores recursos petroleros del mundo y de otros minerales estratégicos, se le venga a ofrecer un mendrugo envenenado políticamente; Venezuela no es Haití, ni un paria, ni un pordiosero. Las 600 toneladas de la supuesta ayuda humanitaria que se quedaron en Cúcuta solo cubren 1kg por cada 30 personas de los 18 millones de pobres que tiene Venezuela. ¿Y después? Si esa ayuda se la damos a los cucuteños, tampoco alcanza a 1Kg/persona ya que esta ciudad frisa los 800 mil habitantes; podría ayudar mucho, si, a nuestros guayúus. Al advenedizo y soberbio Guaidó, el tiro le salió por la culata; solo logró que un reducido número de cobardes de la guardia y del ejército, de baja graduación, cayeran en sus brazos, tal vez los lustrabotas. Igual le pasó a Trump y a sus pupilos, intolerantes con la diversidad ideológica. Ni un solo batallón desertó, presupuesto de terror al que jugaban los invasores internacionales. El formateado presidente Guaidó quedó atrapado en Colombia y le tocará “ejercer” desde el exilio; ya los memes dicen que ahora tenemos tres presidentes. Obvio, en Venezuela tienen que darse unos ajustes que la hagan autosuficiente en su canasta alimentaria y más independiente de los vaivenes de la economía global y del petróleo. Sobre su dirección ideológica, que lo decidan ellos, la democracia es buena pero no es una camisa de fuerza. ¿Podrá uno decirle a su vecino como debe vivir? Duque fue otro gran perdedor con sus ínfulas de Rambo internacional tras un rédito político transitorio en un país irracionalizado. Colombia perdió un aliado para la paz y su mejor mercado natural; además nuestras fronteras serán porosas, un polvorín, quizás. Claro, para algunos la guerra es un negocio aunque por ella no concedan premio Nobel. Aclaro, esta posición la asumo así el supuesto dictador fuera un fascista, es cuestión de principios, Maduro es un accidente.

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