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Autodestrucción de la izquierda Colombiana

Por: Luis Elquis D

Finalizado el proceso electoral hacia la Presidencia de la Republica, de manera inmediata Gustavo Petro, reclamo la dirección del Polo Democrático, como suele suceder tradicionalmente en las organizaciones políticas modernas. De todos es conocido que este pedido denegado término por fracturar los endebles cimientos de un Partido que cada día pierde credibilidad y espacios electorales.
Considero natural que el ex candidato presidencial Gustavo Petro, haya reclamado la dirección de su partido, pues fue designado entre varios para actuar como legitimo representante de su colectividad, así mismo esta representación significó en las urnas un número importante de votos que le brinda a esa organización política una configuración que bien puede constituirse en una situación esperanzadora, de cara a próximos debates electorales.

Sin embargo los hechos acaecidos alrededor del gobierno del alcalde de Bogotá Samuel Moreno Rojas, dejaron al descubierto el carrusel de la contratación,  confirmando el rompimiento de la unidad en el Polo Democrático y poniendo de presente que la izquierda en Colombia es la excepción de los fenómenos electorales latinoamericanos, pues en el país se debate en la vacilación en la toma de decisiones y la estigmatización como corrupta en los anillos del poder.

La izquierda democrática ha pregonado su demarcación de las conductas inadecuadas de los partidos con tradición política y de alternación del poder; sin embargo, se le está acabando tanta metáfora, de igual forma contradecir inclusive hasta lo positivo, asimismo el antifaz auto atribuido como defensores de los intereses del pueblo.

Lamentablemente las insuficientes actuaciones de la tradición política han llevado a los estados a debacles financieras, pobreza, desaceleración económica, atraso y estancamiento por los efectos de la corrupción. Sin embargo, la demarcación, en vez de representar reingeniería y cambios significativos, solo ha logrado identificarse con las conductas que contradice y rechaza.

En el país, a nivel regional, la izquierda democrática ha tenido ejemplos positivos, pese a ello el escándalo que salpica al clan de los Moreno Rojas, ha generado mayor incertidumbre, incredulidad y oportunismo para los dueños de las resacas que encuentran en la desgracia de sus copartidarios, opciones de mantener vigencia en áreas de influencia aunque todo el conglomerado salga a desmentirlo.
Gustavo Petro, luego de padecer el rechazo, encontró una oportunidad inmejorable y con sus denuncias destapó los vericuetos insaciables llenos de ambición, para demostrarle a los capitalinos que el está forrado por una coraza resistente e impermeable, para resistir las propuestas de la corrupción y capacitado para dirigir los destinos de una ciudad sitiada por la corrupción y la lentitud de obras importantes.

En su momento, la aparente conducta impoluta y al parecer coherente del ex candidato presidencial Gustavo Petro, en situaciones normales debería mantenerse bajo los mismos preceptos, aunque no podemos desconocer que el fin de sus objetivos es el poder, y el más cercano es el Palacio Liévano, casa del gobierno capitalino.
No obstante las retaliaciones y al evidente oportunismo esclarecido recientemente con la ineluctable candidatura de Gustavo Petro a la Alcaldía de Bogotá, es pertinente destacar que los hombres debemos actuar con gallardía para poner en conocimiento de la autoridad competente eventos como el ocurrido en Bogotá, aunque tras bambalinas existan intereses particulares.

Pese a ello, en Colombia debido a su singular situación, y la convivencia con grupos al margen de la ley es complicado actuar con gallardía, pues los linderos del estado han sido traspasados por la perversidad, por ello – lamentablemente- en ocasiones es preferible dejar hacer y también pasar.

Elquis0127@hotmail.com

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