Por Celso Guerra
A pesar de la gran arremetida, de carácter reivindicatorio, que han hecho los escritores, a través de los diferentes medios periodísticos que han tenido a su alcance, incluido el diario el Pilón, exigiendo claridad sobre las políticas implementadas por los gobiernos, departamental y municipal, en favor de este abandonado sector de la cultura, discriminación que cada día de agudiza más, no habido por parte de estos entes, ningún tipo de manifiesto que satisfaga sus inquietudes.
No es justo, que por las calles de Valledupar, veamos deambular sin ninguna esperanza y sin horizontes, a nuestros más insignes autores, con sus propuestas literarias quiméricas y que ninguno les pare bolas, porque dentro de los presupuestos gubernativos, regional y local, para la cultura y particularmente para los literatos, no existe un peso.
Y no ha existido realmente políticas de estado, que obliguen a los alcaldes o gobernadores a adjudicar recursos económicos en favor de este renglón, y si existe, no la aplican o la desvían hacia otros asuntos más interesantes para ellos, sinceramente, lo que recibe el escritor, son dadivas, que algunos mandos medios creen, erróneamente, que hay que agradecer.
Sabemos de algunos escritores que en su afán de publicar sus conocimientos o investigaciones, han recurrido a los prestamistas gota a gota, a los agiotistas, para financiar la impresión de sus obras, entregándoselas luego en su totalidad, a estas entidades de gobierno, con la ilusión que dichos libros, sean enviados a las diferentes bibliotecas y colegios de Valledupar o el Cesar y su pago se haga prontamente.
Luego de acreditar, al departamento o al municipio, sus preciadas obras, a los ilusionados escritores, entonces les viene un inclemente viacrucis, para le cancelen el valor de su trabajo literario, como diría el afamado y ya fallecido narrador de beisbol de grandes ligas, el argentino, Eloy “Buck” Cannel. “Les toca pasar el Niágara en bicicleta”.
Después de someterse a una larga, dispendiosa y conocida tramitología burocrática, por más de seis meses, y cumplidos todos los protocolos, como eufemísticamente llaman a este suplicio, le comunican, a los reyes de burlas, en que se han convertido estos personajes con ínfulas de escritores, que el rubro se agotó y que tienen que comenzar un nuevo proceso; y los usureros, a los cuales les debe hasta el alma, por concepto de impresión y pago de impuestos; muertos de la risa, algunos, porque saben que la deuda aumenta con el paso de cada mes; o entablando demandas, otros; porque creen que a los pobres diablos, les han cancelado el dinero por concepto del libro entregado y piensan, que está es mamadera de gallo, como en efecto lo es, por el efecto domino.
La entrega de libros, a los colegios y bibliotecas no sabemos si se cumple, hay versiones, que estas obras están corroídas por el comején en las bodegas a donde son enviadas; los políticos no creen en las plumas locales
Los escritores mojigatos, siguen en su protesta, departamento y municipio, continúan autistas, ante la calamidad de estos.