A los gobernantes les encanta cortar cintas y mostrar obras y existe la tendencia a valorar su trabajo por el número de inauguraciones realizadas. Ese caso está vivo en la mente de los cesarenses. Sin embargo, la manera real de evaluar a un gobernante es por sus resultados y acaba de salir uno, en el que lamentablemente no le va para nada bien al departamento del Cesar.
Me refiero a los datos de pobreza departamentales, publicados por el Dane esta semana. En donde lease bien, el Cesar en vez de disminuir la pobreza, lo que hizo fue aumentarla entre 2014-2015, pasando de 40.9 % a 42,3%.
Aparte de la lamentable situación en que casi uno de cada dos cesarenses es pobre, el Departamento está en la parte superior de la tabla de pobreza del país. A pesar de la riqueza carbonífera que tenemos y de los miles de millones invertidos recientemente, hay 13.000 nuevos pobres en el Departamento. Es decir, como si la mitad de Bosconia se volviera pobre. Estamos en el siglo 19. La pregunta es ¿qué esta pasando en el Cesar? Mejor dicho, que está sucediendo con la inversión social, con la gestion, con los recursos, con las prioridades, porque algo no está funcionando bien. Es grave que con toda la inversión realizada, vayamos en contravía de los logros sociales y en contravía a la tendencia del país, que es a mejorar la situación y en particular la de los pobres.
Colombia disminuyó su pobreza de 28,5 a 27,8 % entre 2014-2015 y 6.3 % en el cuatreño pasado (2011-2015). Nótese lo lejos que estamos del promedio nacional y no solo eso, el Cesar va en sentido contrario. Magdalena la disminuyó 4 % en un año y casi 13 % en los últimos cuatro años. Córdoba la disminuyo 15 % en el mismo periodo. Nos parecemos más a La Guajira que en cuatro años bajó la pobreza en solo 4.1 % y estamos lejos de departamentos como el Meta que también tiene regalías como nosotros, pero con niveles de pobreza muchos menores, de 22 %.
¡Hay que poner el dedo en la llaga! ¿Cómo así que un Departamento con recursos importantes y con capital humano, no disminuye la pobreza? ¿Dónde esta el problema? ¿No se atacan los focos de pobreza? ¿No se invierte bien? ¿No se prioriza donde debe ser? ¿Se malgasta y la corrupción se lleva los recursos?
Esta es la tarea pendiente que tiene el Cesar, empezando por sus gobernantes, pero no termina allí. Su sector empresarial y sociedad civil deben participar. Como vamos, vamos mal. Es hora de rectificar.
Por Fernando Herrera Araujo