La Contraloría General de la República anunció que ya comenzó el control fiscal a las entidades estatales sobre su gestión 2014. Es una buena noticia porque con tantos recursos invertidos en todo el territorio nacional, y claro está, en el Cesar, se sentía un descontrol sobre estas, especialmente porque los organismos de control (Contraloría y Procuraduría principalmente) guardan un silencia absoluto sobre su gestión.
En el Cesar cómo hace falta que le hagan más seguimiento a las millonarias inversiones, en un gran porcentaje provenientes del Sistema General de Regalías, se añora el trabajo que de manera paralela hacía el Departamento Nacional de Planeación –DNP- a las obras de gran impacto que se ejecutaban en los diferentes municipios cesarenses, evidenciando las irregularidades y los incumplimientos de los contratistas. Muchos proyectos pudieron salvarse por los resultados de las auditorías, que aunque ahora con el nuevo sistema también las hacen, el efecto no es el mismo.
En un comunicado oficial la Contraloría anunció que en el primer semestre del año más de mil funcionarios harán 150 auditorías, cumpliendo con su propósito de vigilancia fiscal a la gestión que tuvieron las entidades del Estado colombiano durante la vigencia 2014.
Serán más de cien entidades nacionales y de estas varias seccionales en el Cesar, como el Sena y el IBCF. Las auditorías también las harán en las Corporaciones Autónomas Regionales, y Corpocesar no será la excepción, así como Dusakawi E.P.S.I, que funciona en Valledupar, y además al Instituto Nacional de Formación Técnica Profesional de San Juan del Cesar.
Pero lo mejor y para tranquilidad de los cesarenses es que ya comenzaron las auditorías de seguimiento a los recursos del Sistema General de Participación -SGP-, que se invirtieron en el 2014 en todos los entes territoriales del Cesar. Ahora solo hace falta que la Contraloría de a conocer los resultados de las auditorías que ha hecho a las regalías invertidas en el Cesar, no se sabe por qué demoran, pero ya hay resultados.
Ya era hora, que se sienta que los órganos de control están vivos. Ya está bueno de tanto marasmo en las entidades de control con presencia en el Cesar, a las que parece se les olvidó su objetivo principal, a pesar de las múltiples críticas y de los rumores callejeros que afirman que “algo hay por debajo de la mesa que les impide hacer su trabajo”.