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Atrapados

El miedo a la hoja en blanco que los escritores siempre cuentan, sigue intacto. No importa el poco uso del papel, pero da igual la pantalla blanca o del color de moda en cada momento tecnológico. El miedo es el mismo y   el de siempre. Un solo tema puede mirarse desde distintas aristas, pero la opinión es otra cosa. Ya se está hablando de la obligatoriedad de que los columnistas respondan con cifras y documentos sus escritos, no lleva una semana el tema y hay conceptos dispares por todas partes.

Desde quienes aseguran que es responsabilidad de hacerlo y mirar la opinión como un concepto personal y subjetivo, en el cual cada quien dice lo que piensa en ciertas circunstancias que, inclusive con el tiempo puede cambiar. En política le llaman voltearepas, o lentejos por el tema bíblico.

En los amores pasa igual. De ahí el amor a primera vista que llamaban, hoy afirman es química, mañana dirán que es física y pasado mañana que bioquímica disruptiva y resiliente.  Los burros se buscan pa’ rascarse decían los abuelos, cuando las cosas no pintaban bien, y los guajiros del sur, simplemente dirían: para el tiesto está buena la arepa.

En la literatura la cosa es casi igual, pero distinta. Un novelista si no logra atraparte en las primeras páginas, es casi imposible conquistarte después, pero hay muchos comienzos malos y al contrario. Todo depende, causa y afecto. O defecto, agrego yo.

Algunos ejemplos de escritores pueden darnos pistas. Veamos:

Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba el destino de los amores contrarios. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras. García Márquez en ‘El amor en los tiempos del cólera’.

¿Había despertado o seguía soñando? Aquel calorcito en su empeine derecho estaba siempre allí, una sensación insólita que le erizaba todo el cuerpo y le revelaba que no estaba sola en esa cama. ‘Cinco esquinas’, Vargas Llosa.

Don Juan, quinto de este nombre en el orden real, irá esta noche al dormitorio de su mujer, Doña María Ana Josefa, llegada hace dos años desde Austria para dar infantes a la corona portuguesa y aún no había quedado preñada. José Saramago en ‘Memorias del convento’.

Esta es una parroquia sin ventajas. En los montes, la tierra es, en muchos sitios musgosa y no sirve para nada. En general el aire es húmedo, debido a que la altura de los montes atrae continuamente a las nubes. ‘La vista desde Castle Rock’, Alece Munro.

Esa mañana enterraron a Sebastián. El padre Pernía, que tanto afecto le profesó, se había puesto la sotana menos zurcida, la de visitar al Obispo, y el mateo y el boneta de las grandes ocasiones. Migue Otero Silva en ‘Casas muertas’.

Cada quien arma su novela desde el principio. Usted con solo imaginarse qué puede pasar, sigue el texto; en los amores, siguen las huellas y luego los pretextos, pero siguen. Y terminan como las novelas.

Cinco entraditas, porque no hay quinto malo, donde nosotros podemos quedar atrapados y seguimos. O paramos, todo depende. Hoy por ejemplo Valledupar no sabe si está en ley seca, o toque de queda. La mayoría ni diferencia las figuras jurídicas aplicadas, nos falta información, precisamente en  los tiempos donde más información tenemos. Muchos saldrán a la calle por salir, otros por diversión, los demás a buscar cosas para sus casas y algún porcentaje sale sin saber a qué, pero sale.

Los encerramientos, además de evitar contagios son para unir familias, pero la violencia intrafamiliar aumentó. No nos gustamos juntos, solo nos necesitamos, parece ser el mensaje. Y con tantos temas preocupantes hay derecho a la broma. Un grupo importante de mujeres jóvenes saldrán a la calle a protestar para que dejen salir a los señores sesentones al ruedo. Parece que es la economía funcional. Tampoco entiendo. ¡Feliz jueves!

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Edgardo_Mendoza_Guerra: