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Atánquez y el Centro Cultural ‘Pedro García’

El 25 de junio de 2017 será un día inolvidable para los asistentes a la plaza de Atánquez. La Fundación Sinfónica Folclórica del Cesar, que presiden Juan Carlos Cuello y Orlando Velázquez, presentó un evento artístico en la inauguración del Centro Cultural ‘Pedro García Díaz’.

La apertura del evento se inició con una semblanza de Pedro García Díaz (1938-2007), un verdadero juglar urbano del canto vallenato. Fue fundador, con Pablo López, del primer conjunto de música vallenata en Bogotá: ‘Los Universitarios’, cuando apenas iniciaba sus estudios de Derecho en la Universidad Libre, en 1956. Pedro, además de cantante, era compositor, guacharaquero y acordeonero. En 1968 conforma, con Nazario Zabaraín y Ricardo Cárdenas, el Grupo Vallenato de Colombia, para participar en julio de ese año en el noveno Festival de la Juventud, en Sofía (Bulgaria); durante dos meses dejaron en parques, teatros y universidades de países de la Unión Soviética la melodía de los cantos vallenatos.

Es autor de un centenar de canciones, grabadas por Alberto Fernández, Alfredo Gutiérrez, Jorge Oñate y Poncho Zuleta y otras en su voz; entre ellas: ‘Canto al Tolima’, ‘Dime por qué’, ‘Trovador ambulante’, ‘El poeta pintor’ (ganadora del Festival Vallenato 1979), y ‘Vendaval’ (la primera canción vallenata de fondo de una telenovela).
Grupos de niños de la Fundación Sinfónica, haciendo honor a sus ancestros, bailaron la danza del Chicote y otros demostraron su talento para el acordeón. El compositor Luis Carlos Ariza participó con tres canciones, igual que la cantautora Rita Fernández Padilla.

La participación más aplaudida fue la de Gustavo Gutiérrez, cuatro de sus canciones fueron declamadas y cantadas. El poeta del lirismo vallenato, fulgurante de motivación se bajó de la tarima y cantó bajo el cenit del mediodía. Feliz, arropado de sentimiento y nostalgia, evocaba la memoria del guitarrista Juan Francisco Mindiola. Y mientras tanto, Los Kankuis con sus armónicos acordes hacían sonar la canción ‘Camino largo’; el poeta detenía su mirada en el verdor del cerro de la Juaneta, guardián natural donde habita el espíritu de los poetas y cantores de Atánquez.

De allí brotan melodías de carrizos, guitarras y acordeones.

Atinques es el paraíso en la génesis de la música vallenata. El historiador Tomás Darío Gutiérrez hace referencia de José León Carrillo Mindiola, joven atanquero que a mediados del siglo XIX fue enviado a estudiar en un seminario de España, y allí queda fascinado al escuchar sonar un acordeón, se olvida de sus sueños de ser sacerdote y regresa con este instrumento para estrenarlo en su tierra con las melodías y cantos de sus ancestros.

Dada la inclinación de José León Carrillo por la música, y su facilidad para tocar el acordeón, es factible suponer que antes de viajar a estudiar al seminario, ya los sacerdotes españoles que estaban en Atánquez le habían enseñado a tocar la guitarra. Atánquez, vale decir, es por excelencia un pueblo de guitarristas. Uno de los cantantes fundacionales de la grabación de música vallenata es el atanquero Alberto Fernández Mindiola, con el conjunto de guitarras de Julio César Bovea. Otros guitarristas famosos son Hugues Martínez y Juan Francisco Mindiola, quienes con sus hijos crearon el conjunto Los Kankuis.

Atánquez pagó una deuda con Pedro García; pero todavía lo está con José León Carrillo, Abraham Maestre, Cristóbal Lúquez, Juan Francisco Mindiola, Alberto Fernández y Hugues Martínez. Al menos, monumentos en monedas, estilo plaza de Patillal, se les debería estampar a estos cultores de la música.

Por José Atuesta Mindiola

 

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