A mediados del mes de diciembre de 1966, rayando entre los días 15 y 20 de ese mes, nos reunimos en nuestra sede del hotel Continental para diseñar, estructurar y elaborar el mapa real y físico del departamento del Cesar. Lo primero que precisamos fueron los trece municipios que conformarían la entidad político-administrativa. Para esa época la creación en 1964, del departamento de La Guajira nos arrebató los municipios hoy de Villanueva, El Molino, Urumita, San Juan del Cesar, Fonseca y posiblemente Barrancas, y así, con ese golpe se fracturó la estrella hídrico de la Hoya del Cesar; y el mapa nuestro tendría que extenderse hacia el sur, hacia Aguachica, y lo que yo después en alguna correría política llamé el Sur-Sur, o sea, los municipios de González, Río de Oro, San Martín y San Alberto. Los ríos con sus corrientes y sus meandros, principalmente el Magdalena, Cesar, Guatapurí, Badillo, Río de oro y otros, los nevados, las cordilleras tanto como Perijá como la Sierra Nevada de Santa Marta, las arboledas y las líneas arcifinias, nos fueron dando técnicamente los límites y la figura largo del lagarto verde-verde que acecha entre las rocas andinas y las aguas de los humedales, las ciénagas y las lagunas del occidente de la vida del departamento.
Así, hilo a hilo, tejido a tejido, nudo a nudo, con metro y medida, cociendo y cociendo, fuimos forjando el telar estrella de lo que es hoy el mapa imponente y señorial del nuevo departamento.
De la misma manera, enarbolamos y en yuxtapuesta operación imaginaria colocamos el mapa diseñado sobre la geografía de piedra y agua del departamento, de sol y luna, de viandantes diurnos y nocturnos sobre su arena. Y del mismo modo desnudamos su psicogeografía, para conocer el situacionismo de su vida y sus efectos, la condición humana de su gente, su idealismo, su comportamiento individual y colectivo, su psiquis, sus fuerzas cognitivas, su historia, el valor de los ancestros indígenas, su carácter civil, el culto a Dios y a la patria, a la paz, y a la reconciliación colombiana. Y su respeto a la institución, a las leyes y a la justicia, a su identidad física y corporal. Y sus aptitudes y acciones de trabajo y emprendimiento, sus industrias y sus faenas laborales.
Así se configuró el mapa físico del departamento, metro a metro, imagen con imagen, comarca con comarca, municipio por municipio, kilometro a kilómetro, pliegue a pliegue, siempre auxiliados con las técnicas modernas del Instituto Agustín Codazzi y la topografía levantada con el apoyo de la Fuerza Aérea Colombiana.