“¡Chama! Yo de aquí no me voy sin mi plata del festival”, decía una joven venezolana muy bonita de cabello rubio y sonrisa grande, después de que personal de Migración en Valledupar la trasladara desde un establecimiento comercial para trabajadoras sexuales hasta la estación Permanente de la ciudad, por no portar los documentos requeridos para trabajar en Colombia.
La razón por la que se sentía tan angustiada era porque le dañaron el ‘negocio de su vida’, en dos horas de trabajo ‘La Mona’ (como hemos decidido llamarle en este reportaje) se gana 150 mil pesos colombianos, es decir 12 mil bolívares, que en una semana le daría una cifra con muchos más ceros que le permitirían asegurar un año lleno de comodidades en Venezuela.
En total, fueron cuatro las mujeres extranjeras que se encontraron en dos casas de citas. Una cifra alta en una noche, porque sólo revisaron tres establecimientos en una ‘redada’.
Esta es la radiografía de la prostitución que se registra en Valledupar, que en la época de fiestas se incrementa porque vienen mujeres de otras regiones y países a ofrecer sus servicios.
El operativo
9:00 de la noche. Es la hora del encuentro, instituciones como la Policía Nacional, Migración de Colombia, Secretaría de Salud Departamental, Oficina de Gestión Social Departamental, Ministerio del Trabajo y Fiscalía General se presentan y se organizan para el recorrido. La única institución que hizo falta fue el Instituto Colombiano del Bienestar Familiar.
10:00 de la noche. Después de las recomendaciones y el plan sobre los establecimientos a los que van a visitar, todos se suben a vehículos para sorprender a los propietarios de clubes nocturnos que tienen en sus negocios a trabajadoras sexuales.
10:30 de la noche, empieza el operativo. Simultáneamente se hicieron visitas en dos locales. EL PILÓN estuvo en uno de ellos en una discoteca ubicada suroriente de Valledupar, donde de inmediato se vio una niña que a simple vista parecía menor de edad. “¿Cuántos años tienes?”, le preguntaron. -Yo tengo 19 años- respondió entre risas, como si estuviera nerviosa.
“Estoy comenzando en esto, tengo menos de un mes, lo hago por necesidad, soy de afuera, vengo de Barranquilla, vine por el Festival Vallenato y después de las fiestas me voy”, afirmó la joven.
-¡Mírame a los ojos y dime que es tu cédula! ¿Tienes 19 años? Si comprobamos que no es así, te metes en problemas- le dijo el director del Ministerio de Trabajo, pero ella seguía callada.
“Las condiciones físicas y morfológicas nos indican que es menor de edad, sin embargo debemos verificarlo para iniciar una investigación formal contra el establecimiento, ahora vamos a trasladarla a un hogar de paso para mañana identificar por medio de huella dactilar y ahí veremos si hay multas o no”, afirmó Antonio Junieles, director del Ministerio de Trabajo en el Cesar.
Mientras realizaban el procedimiento para llevar a la joven a un centro para que pasara la noche, la Secretaría de Salud Departamental promovía su campaña sobre la salud sexual a las trabajadoras del sitio. Por su parte la Policía verificaba la identificación de cada una, para conocer su edad y nacionalidad.
“En aras de que se avecina el Festival Vallenato se realiza la vigilancia y control en estos establecimientos públicos, donde se ejerce la explotación sexual, esa noche encontramos un menor de edad y eso que no alcanzamos a abarcarlos a todos. Es muy delicada la situación porque hay adolescentes que vienen de otros lugares en estas fiestas y por eso es lamentable”, Jaime Padilla, jefe de sistema de responsabilidad penal para adolescentes.
Unos minutos después verificaron que una mujer de nacionalidad venezolana estaba entre el grupo, portaba un permiso de turista por tres meses para estar en el país. Migración la llevó hasta la central Permanente porque no tenía permiso para trabajar.
Tras dejar a la extranjera, el grupo se desplazó hasta otros establecimientos de prostitución en Valledupar. Unos muy reconocidos y otros recién inaugurados. En uno de ellos se vio otra posible menor de edad que sólo portaba contraseña como identificación, dando a conocer que si tuviera otra oportunidad se saldría de esa vida, por lo que los organismos le pidieron sus datos para ayudarla si tenía la voluntad de empezar de cero.
“Me llamo María Yurlei, soy de San Gil, Santander, y tengo 20 años. Si yo fuera menor de edad no estuviera aquí, estuviera estudiando. La verdad vine hace una semana y me voy después del festival”, afirmó la jovencita.
12:40 de la madrugada. Se hace un recorrido por otros lugares, pero los encontraron cerrados. “Es como si tuvieran una red de comunicación, ya sabían que la Policía lideraba el operativo”, manifestó un miembro de la institución. Sólo uno de ellos estaba fuera de su casa esperando, porque no temía sobre la requisa.
Al llegar a esa casa nos dieron la bienvenida. Shorts que delineaban los glúteos, tacones altos, extensiones, labios rojos y largas pestañas era lo que más saltaban a la vista. En una breve charla se pudo conocer que de las cinco mujeres sólo una era vallenata. Al preguntarle sobre por qué no tomaban otro trabajo, respondieron que no había facilidades para ellos, que tenían hijos y deben mantenerlos.
Otro de los factores que según ellas las llevó por ese camino fue el desamor. Odian a los hombres porque las trataron mal, las golpearon y las engañaron y por eso perdieron la fe en un buen hogar. Allí se ganan 150 mil pesos por dos horas y durante un fin de semana se pueden hacer más que en un mes trabajando. Sin embargo, todas demostraban tristeza en sus ojos, al menos una reconoció que en su casa era otra persona. Ni sus hijos ni su familia saben de dónde sacaba el dinero ni mucho menos que ella se dedica a vender su cuerpo.
De otro lado, tres mujeres en la misma casa se quejaban porque no querían irse con las autoridades. “Por qué nos van a llevar, no hemos hecho nada”, manifestó una de ellas. Migración nuevamente explicaba que las tres tienen nacionalidad venezolana y tendrían que realizar el procedimiento de validación de la información.
Inmediatamente se quitaron su diminutiva falda y se pusieron algo más cómodo. La razón es que también pasarían la noche fuera de su lugar de trabajo. Eran cuatro listas para deportar.
“El balance es triste porque a pesar de las gestiones que se hacen, uno se da cuenta de que sigue la explotación sexual comercial. Nosotros llamamos la atención a los padres, porque ellos deben saber qué actividades desarrollan sus hijos, uno lo que hace es garantizar los derechos pero ellos deben tener responsabilidad. Hay padres que reconocen que sus hijos están en eso y lo ven como algo normal”, manifestó Erika Maestre Vega, asesora de política social.
Maestre añadió que han detectado desde 2014 que en época de festival se intensifica la prostitución porque vienen de otros departamentos a trabajar. “Nos llamó la atención que en dos sitios que estuvimos cuatro son venezolanas, y eso quiere decir que están viendo un negocio aquí, no podemos permitir eso acá”, concluyó.
¿Qué pasó con las venezolanas?
Por encontrarse realizando trabajos sin el permiso legal, como lo establece el Decreto 834 de 2013, las extranjeras de 20, 21 y 25 años fueron deportadas inmediatamente. Se les aplicó la normatividad migratoria, las acompañaron hasta el puesto de control terrestre en Paraguachón, donde fueron recibidas por autoridades del país bolivariano. También se les sancionó con la prohibición del ingreso a Colombia por un año.
Migración Colombia ha asistido a dos operaciones en Valledupar este 2015. Sin embargo, implementarán más operativos conjuntos porque se cree que durante los días en los que se desarrolla el Festival Vallenato aumenta el número de casos como estos. Sobre todo por la crisis que afronta Venezuela.
Las autoridades han detectado un 50% en aumento de personas venezolanas que están ingresando regularmente a Colombia buscando oportunidades laborales.
Un dato
Entre los lugares visitados por los organismos de control y prevención, se encontró que muchos de ellos no reúnen los requisitos mínimos para su funcionamiento. No tienen condiciones mínimas de salubridad y están ubicadas en zonas residenciales.
“Yo no entiendo cómo es que la Alcaldía Municipal otorga el permiso a estos lugares si no llenan los requisitos necesarios, a ellos hay que llamarles la atención”, dijo un funcionario que hizo parte del operativo.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
Tatiana.orozco@elpilon.com.co