Con el desfile de las piloneras por una de las avenidas más importantes de Valledupar, ayer por la tarde, y la presencia del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, en su octavo año de mandato, comenzó en firme el Cuadragésimo Tercero Festival de la Leyenda Vallenata, esta vez en homenaje a Rafael Escalona Martínez, “el más grande de todos”.
Hoy es uno de los días más importantes del año para Valledupar, ya que se inician en firme los concursos de acordeoneros (profesional, aficionado, juvenil e infantil), piqueria, canción inédita y baile del pilón, motivo que concita a los miles de amantes de esta música vernácula en el país vallenato, en la Costa Atlántica, en Colombia y en el mundo.
Son cuatro días de fiesta, de parranda, de música y de canto, alrededor de un acordeón, una caja, una guacharaca, un canto y mucho, pero mucho más en este valle de magia, música, amistad, amor y alegría.
Son sobrados los argumentos para dedicar este festival en homenaje a uno de los grandes, entre los grandes, a Rafael Escalona Martínez, uno de los pioneros de esta música, compositor, intérprete y cofundador de esta fiesta popular, al lado de su comadre Consuelo Araujo Noguera y de sus amigos, Alfonso López Michelsen, Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Hernando Molina Céspedes, Darío Pavajeau Molina, entre muchos otros hombres y mujeres que ayudaron a procrear esa criatura que hoy se ha convertido en un evento monumental, quizás como ninguno de ellos lo soñó. Al Maestro y a todos los antes mencionados muchas gracias por este legado inmortal.
Hemos dicho que la riqueza de esta música está en su origen terrígeno y universal. El acordeón que trabo el blanco europeo, pero que – según algunos- nació en la China, la caja del negro africano y la guacharaca de nuestros indígenas nativos, que se mezclaron para darle melodía y canalizar esa expresión de sentimientos y servirle de contenido a cientos de canciones sobre la vida, el amor, la amistad, a la muerte, al paisaje, a la naturaleza y en general… a muchas otras cosas.
La parranda es larga, irá hasta la noche del próximo sábado 1 de mayo, cuando se enfrenten los cinco finalistas y se escoja al sucesor del actual Rey, Sergio Luis Rodríguez (2009) y también a los ganadores en las otras categorías, quienes tendrán la gran responsabilidad de seguir divulgando y conservando la esencia de la música de Francisco “El Hombre”.
Fue un acierto de la Fundación, reiteramos, el homenaje a Escalona, sobre quien se realizó un foro la semana pasada, una exposición fotográfica y sus canciones se escucharán una y mil veces en este Festival, teniendo en cuenta que los participantes tendrán que cantarlas en algunos de los ritmos del concurso: son, paseo, merengue y puya.
Las distintas ponencias de amigos, compositores e investigadores de la obra de Escalona han servido para decantar y apreciar, cada día más, la altura literaria y folclórica de su obra, de todas y cada una de sus canciones hoy en el corazón de los colombianos y de los miles amantes de esta música en todo el mundo. Y es nuestro deber entregarla a nuestros hijos y nietos, como lo hicieron con nosotros nuestros padres y abuelos, porque la obra de Escalona es inmortal.
Distintos organismos públicos y privados han dispuesto planes de seguridad y control para brindar garantía de orden y tranquilidad durante los eventos, como también planes de contingencia para afrontar eventuales situaciones de emergencia, que esperamos que nos se presenten.
Hemos insistido, desde estas páginas, y nos ratificamos en ello, que el buen desarrollo y el éxito del Festival no es sólo asunto de la Fundación, sino que – por el contrario- implica retos y responsabilidades para las autoridades civiles, militares y de policía, pero principalmente de los concursantes, todos, a los jurados, a los periodistas y comentaristas, y al público, en general, amante de esta música, teniendo en cuenta la magnitud del evento que hoy entra en su primera etapa.
A todos los concursantes mucha suerte, gallardía en el triunfo o en la derrota, y que triunfen los mejores y que gane este folclor que tanto nos ha dado y al que tanto le debemos.