No existe un control social más efectivo que aquel que hace la ciudadanía a través de la figura del veedor ciudadano; ejercer vigilancia sin que medie ánimo de lucro, respecto de la gestión de las entidades públicas, así como de la gestión de las entidades privadas encargadas de la ejecución de un proyecto o contrato o de la prestación de un servicio público, es la mejor interventoría y supervisión.
Que el doctor Alfonso Araújo Cotes o simplemente Araújo Cotes, por su vida de hombre público sea reconocido permanentemente, es un asunto normal y cotidiano en el escenario cesarense, toda vez que su trayectoria lo permite. Pero que a su edad su voz y pensamientos estén en plena vigencia, tan claros como en sus mejores momentos, llama la atención y de manera tácita recuerdan a la clase dirigente sus responsabilidades y ponen de presente los deberes del gobernante.
Dos proyectos enmarcan el rol de veedor ciudadano de Araújo Cotes, en términos de esta región del país. El primero la construcción del campus de la Universidad Nacional de Colombia, ubicado en el municipio de La Paz, y el segundo la rehabilitación y pavimentación de la vía El Zanjón-Pueblo Bello en el municipio de Pueblo Bello; si bien es cierto ambos proyectos se llevan a cabo a partir de contrataciones de obras que tienen sus interventorías técnicas, administrativas y financieras y las supervisiones respectivas, no es menos cierto que la presencia de la ciudadanía ha sido determinante para impulsar la ejecución de las obras.
Y aunque es de anotar que frente a las mencionadas obras otros ciudadanos, los medios de comunicación de Valledupar y en particular el máximo organismo de Control Fiscal del país, entendiendo que los recursos públicos son de todos y que son ejecuciones que una vez culminadas transcenderán, han realizado seguimiento a las mismas. También es importante precisar que la presencia articulada, organizada, reposada e inteligente de Araújo Cotes ha sido fundamental.
Dos obras no menores, una en especial tendrá cuando entre en funcionamiento reconocimiento a nivel nacional. La Universidad más importante del país y la posibilidad de tener en ese centro de pensamiento y de formación un punto que genere orgullo regional.
En términos generales y la cesarense no escapa a ello, la generación de los jóvenes vive el proceso de formación y con la democratización de la educación, ha creado conciencia de que tiene derecho a opinar; tiene criterio y lo ejerce, no hace reverencias y forma conceptos propios y no heredados. Es una generación que no se ancla en el pasado. Que esas nuevas generaciones en distintos escenarios de Valledupar, estén presenciando la plena vigencia y el rol de veedor ciudadano de Alfonso Araújo Cotes, es de destacar, en especial porque es una figura que los convoca a ser irreductibles, en términos de independencia.
Por José Antonio Soto Murgas.