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Aproximación a un balance del primer año de Santos (I)

Hoy se conmemora el primer año del gobierno de Juan Manuel Santos. Tal hecho es un buen motivo para hacer una especie de balance de la gestión del actual mandatario, como también para reflexionar y analizar sobre los principales retos de lo que resta de su mandato.
No es fácil hacer un balance de un gobierno en tan poco tiempo, máxime si tenemos en cuenta la lentitud que caracteriza los procesos del Estado colombiano. En otros países, el periodo de los presidentes dura cinco o seis años lo que es mejor, desde el punto de vista administrativo.
En un país como Colombia, con múltiples problemas económicos, sociales y políticos, con tantas necesidades y con unos limitados recursos en poder del Estado,  no es sencilla la tarea de gobernar: el conflicto armado, la pobreza, la marginalidad, el narcotráfico, principalmente, constituyen las preocupaciones principales del mandatario de turno. Además, en muchas áreas no hay continuidad en las políticas lo que hace más compleja la administración del país con visión de futuro, de mediano y de largo plazo. Generalmente se gobierna pensando en la coyuntura, en el corto plazo.
Lo primero que hay que advertir de Santos Calderón es que ha sido un gobierno sorpresa, que ha estado inclusive por encima de las expectativas que muchos sectores del país tenían sobre él. Y los más sorprendidos, paradójicamente, han sido algunos uribistas que esperaban en el actual presidente una prolongación del estilo y las políticas de su antecesor.
No ha sido así, evidentemente. Y para bien o para mal Santos Calderón ha gobernado con su estilo. En primer lugar, designó un gabinete de lujo, gente con vuelo y autonomía, a diferencia de su antecesor que tenía era ministros con perfiles de viceministros, quizás para que no le quitaran los reflectores al Presidente.
Santos sabe que un Germán Vargas Lleras, un Juan Camilo Restrepo Salazar, o un Carlos Rodado Noriega, para citar sólo algunos no son personas que se van a dejar regañar en público como lo hacia Uribe Vélez.
En segundo término, decidió escoger unas políticas de centro; hablar del problema de las víctimas, del problema de tierras, del desplazamiento, la pobreza y la lucha contra la marginalidad. Esta misma semana,  luego de una reunión con el ex presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva, reconoció que admiraba la lucha que este último había librado, y con éxito, contra el hambre y la pobreza en su país.
El principal éxito de Santos ha estado, lo hemos dicho en varias oportunidades, en su política de relaciones exteriores. Haber superado los impasses con Venezuela, a pesar de sus históricas diferencias con Chávez, y también las relaciones con Ecuador, en una situación similar con el Presidente Correa, hablan bien del pragmatismo de Santos y del buen tino de su Ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín.
En materia económica también tiene una agenda consistente y sólida, pero a la cual, obviamente, falta desarrollarla. El gran lunar ha estado en el tema social, principalmente en la crisis de la salud.
En esta edición publicamos un artículo de análisis sobre el gobierno de Santos; en nuestra edición de mañana seguiremos comentando sobre los principales resultados de su primer año de gobierno, en los aspectos económicos y sociales, entre otros.

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