Dolor de cabeza, de cuello o de espalda, irritabilidad, perturbaciones en el sueño, bruxismo, pérdida de concentración, pesadez en párpados, ardor o incluso visión borrosa momentánea. Si reconoce algunos de estos síntomas, seguramente usted hace parte del 40 por ciento de la población colombiana que sufre de estrés.
Estudios realizados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) evidencian una gran preocupación por el aumento del estrés, ya sea por razones laborales o personales así como de tipo episódico o crónico.
Pese a que aún no es muy tratado ni se le presta la atención necesaria, casi todos sabemos las consecuencias físicas que genera el estrés. No obstante, de lo que aún no se ha hablado es de cómo el estrés afecta nuestro sentido más preciado y confiable: la visión.
Hasta hace unos años, se consideraba que los daños a la mácula correspondían únicamente a adultos mayores, pero sorprendentemente se presenta cada vez más en personas jóvenes, entre los 15 y 40 años.
La mácula es el punto de la retina que nos permite tener la visión de detalles, la visión de movimiento y la visión central, de manera que si se llega a afectar habrá importantes actividades que no podamos llevar a cabo, como leer o conducir un auto.
Los casos en personas jóvenes (menores de 40 años de edad), se debe al constante estado de nerviosismo y ansiedad en que viven. Lo que sucede es que la mácula se inflama y provoca una mancha que impide la visión central nítida, la cual se recupera cuando el estado emocional se normaliza.
En otras palabras, se trata de una afección temporal que puede corregirse mediante antiinflamatorios pero sobretodo, al aprender a controlar las emociones y cuidándose del entorno, pues el ojo no solo sufre por esta afección sino por otros factores a los que estamos expuestos a diario en la vida moderna: la luz de los dispositivos electrónicos, la luz artificial, los constantes cambios de luminosidad en las jornadas laborales.
¿Cómo cuidar nuestros ojos?
Las investigaciones indican que la exposición a largo plazo, sin protección a la luz solar, puede desencadenar enfermedades relacionadas con la edad como degeneración macular, cataratas y otros trastornos oculares que pueden comprometer la salud visual. La mayoría de los profesionales de la salud visual recomiendan que las personas protejan sus ojos de la exposición UV en todo momento y hacerlo desde una temprana edad.
Afortunadamente, así como la tecnología de la información avanza, también lo hace la tecnología para la salud visual, y en el mercado se encuentran lentes fotosensibles como los lentes Transitions que protegen los ojos de los rayos UV, el deslumbramiento, cambios constantes de iluminación y la fatiga ocular (asociada con factores de estrés).
La especialista en optometría Nubia Bejarano nos explica cómo los lentes fotosensibles protegen la visión y evitan el estrés en los ojos:
· Con los lentes claros comunes, los ojos deben adaptarse constantemente a los cambios de iluminación, las pupilas se dilatan y los ojos se entrecierran. Aunque no lo parezca, durante el transcurso del día todo esto puede causar cansancio y fatiga ocular. Los lentes fotosensibles filtran la luz para no forzar la vista y que así los ojos se mantengan relajados y cómodos durante todo el día.
· No pueden verse o sentirse, pero los rayos UV están presentes durante todo el año y al igual que la piel, los ojos también necesitan protección. El daño causado por la exposición a los rayos UV es acumulativo, es decir, aumenta cada vez que sus ojos se exponen al sol. Las investigaciones muestran que los rayos UVA y UVB pueden contribuir a producir problemas de visión a corto plazo y posibles trastornos relacionados con la edad o enfermedades del ojo graves, incluso cataratas. Además, pueden contribuir al desarrollo de degeneración macular, la principal causa de ceguera en las personas mayores de sesenta años.
· Todos podemos coincidir en que el deslumbramiento es incómodo, molesto y, en ocasiones hasta peligroso. La causa del deslumbramiento es simple: el exceso de luz. Los lentes fotosensibles son la solución perfecta para reducir el deslumbramiento ya que se adaptan rápidamente a las condiciones cambiantes de iluminación. Disminuyen el deslumbramiento en exteriores proporcionando la tonalidad exacta que los ojos necesitan en cada situación.
· Los ojos de los niños también necesitan protección. En realidad, los niños se encuentran más expuestos que los adultos a los efectos perjudiciales de los rayos UV. El ojo de un niño menor de diez años permite que penetre una cantidad de radiación UV seis veces mayor que el ojo de un adulto; por eso nunca es demasiado pronto para comenzar a proteger los ojos de un menor de edad.