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Apoyemos la marcha por la libertad.

La muerte de las cuatro personas que llevaban años secuestradas por las FARC, ocurrida recientemente, conmovió el alma de los colombianos frente al secuestro, la violencia. Por eso las manifestaciones de apoyo a los familiares de los secuestrados, incluyendo la propuesta de marchar hoy por la libertad de quienes aún permanecen en el monte en poder de esa agrupación guerrillera merecen todo el apoyo del pueblo colombiano.
La muerte cobarde del Coronel Edgard Duarte, el Mayor Elkín Hernández, el Sargento José Libio Martínez y el intendente, Álvaro Martínez, le recordó al país el drama que viven decenas de familias que tienen que sufrir al tener a sus familiares lejos de casa, en el monte y en situaciones infrahumanas, en sitios peores que los campos de concentración de la segunda guerra mundial.
España ha marchado varias veces contra ETA; y hoy miles de jóvenes europeos y norteamericanos se manifiestan contra la especulación financiera y un sistema económico que requiere ajustes y revisión; igualmente, los colombianos debemos marchar contra el secuestro y la violencia.

Muchos dirán que las marchas no han servido para nada; sin embargo, hacerlas es la mejor forma de protestar contra algo, en este caso contra el secuestro y los actos bárbaros de las FARC, como la muerte de estas personas.
El 4 de febrero de 2008 los colombianos demostramos que estamos aburridos, indignados, como se dice ahora, de las prácticas del secuestro, de la extorsión, de la violencia como búsqueda de cambios políticos y económicos. Violencia que, curiosamente, lo que ha generado es todo lo contrario.

Las FARC tienen que tener bien claro que sus métodos son rechazados por el país y por toda la comunidad internacional; no se justifica tener secuestrado a un grupo de personas, por años y por décadas, para luego asesinarlas a sangre fría. Tienen la oportunidad de liberarlas de manera unilateral y demostrar con ello una voluntad de diálogo para buscar una salida a la situación que vive Colombia.
Marchemos hoy y al medio día vamos a manifestarnos con pañuelos blancos, con pitos, de todas las formas, para pedir por la liberación de estas personas que aún permanecen en poder de una guerrilla absurda que está desfasada de la historia. Y reiterémosle a quienes aún permanecen secuestrados que no nos hemos olvidado de ellos…

Repitamos esa jornada gloriosa del 4 de febrero, cuando el país le dijo a las FARC basta ya de tanta ignominia, violencia y barbarie. Vamos a apoyar la marcha y las manifestaciones de hoy, por la libertad y contra el secuestro y la violencia.

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