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Apoyar a la empresa local: no cuesta nada

Tiene todo el sentido apoyar el emprendimiento de nuestra gente. La empresa es vital para el bienestar, el trabajo, el progreso y el avance del conocimiento. Lo recordamos a propósito de lo dicho por el empresario vallenato Carlos Darío Hernández, de una tradición familiar en el transporte, en la edición del pasado lunes, denunciando una persecución, más allá de la legal competencia, para no permitir su libertad a desarrollar una marca de ganado prestigio, disponible al viajero para ir/venir a las ciudades de la Costa. Después de un cese de dos años Costa Line está de regreso y exaltamos su tenacidad de no dejarse sacar de la partida. Es la del empresario, en algunos sectores poco valorado, que se angustia, trabaja, de noche y de día y enfrenta las adversidades de los mercados, competidores inclementes y el esquivo financiamiento.

Por eso apoyamos a la empresa vallenata y regional, sin que dejemos de valorarnos como lugar para atraer empresas, industrias, comercios de otras latitudes. Así por ejemplo qué bueno aquellos que nos han ubicado para generar aquí energía- como lo haremos en el foro de energías renovables el próximo 7 de febrero-, y actividades comerciales. Grandes son nuestros pequeños tenderos, que están en el corazón del barrio, haciendo un lugar de encuentro de los vecinos, pero esfuerzos como los de la firma Justo&Bueno, llegada apenas meses a la región, registran nuestra admiración al colocar buenos productos al mejor precio del mercado, abaratando la llamada canasta familiar en un momento oportuno de recesión de la economía y el empleo.

Pero si la empresa local es competitiva, innovadora, como lo han sido Costa Line, Klarens, Cemento Vallenato, Coolesar, Mi Futuro, Ferretería Cesar, Marautos, Servipan, algunos colegios y clínicas como la Erasmo y Cesar, nuestras constructoras, o El Pilón, modestia aparte (excúsennos los olvidados pero estarán en nuestras páginas), con todo y sus vicisitudes, procura el derecho a que pida comprar sus productos y a demandar inversiones en ella de gentes locales, e incluso de los de afuera, si la empresa y el empleo permanecen acá.

Es un tema que en el ámbito de las empresas mineras se ha discutido. Son obligadas contractualmente a preferir los bienes y servicios de los proveedores locales a cualquier otro, en condiciones de mercado; así lo hacen – aunque no sea suficiente- ciertos de que es mejor estar rodeadas de entornos de bienestar y empleo.

En el ámbito internacional recordemos que parte de la motivación de los gringos para acompañar con el voto a Trump fue su promesa de que las empresas produjeran y generaran trabajo en Estados Unidos y no en China u otros países asiáticos.

Los paisas prefieren a ingenieros paisas para construir sus obras y contratar sus servicios. Este llamado vallenato al ciudadano y al inversionista, extendido a los alcaldes y al Sr gobernador, es claro: Preferir lo local no cuesta nada.

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