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Apostando a la esperanza

Por: Luis Napoleón de Armas P.

En mayo y/o junio próximos se definirá si hay que volver a lo mismo o cambiar de camino a las instituciones colombianas; serán fechas inolvidables para la nacionalidad colombiana. Por eso no podemos perder un segundo, cada quien desde su atalaya debe convertirse en un guardián de lo que está por venir. Da igual que sea Juan Manuel Santos o Noemí Sanín, sin contar a Germán Vargas que no tiene posibilidades, pero que haría lo mismo. Esto sería retroceder que no es una opción. Aquí solo cambiaría el tramojo. Esto que digo debe asumirse con la mayor seriedad posible y esta es la pedagogía que debemos hacer desde este momento. Muchas deben ser las brigadas de enseñanza que toca crear para desarrollar este módulo democrático, de manzana en manzana, de puerta en puerta; a la gente hay que decirle que Colombia está en cuidados intensivos y que una dosis más de lo mismo implicaría la muerte. Seguro estoy que entenderán porque nadie quiere ver muerta a su Nación, hay que recordar  que no es posible engañar a todo el mundo todo el tiempo, así un eslogan electoral trate de confundirnos. La democracia es como los cuerpos vivos, necesita terapias periódicas para revitalizarse. Lo mismo es antibiológico y antihistórico; el movimiento es una de los fundamentos de la vida, y así como las aguas estancadas mueren, así también mueren los Estados; el statu quo es el modus vivendi de los partidos de derecha y atenta contra el desarrollo de una sociedad, que se anquilosa y se vuelve inerte. Como caribeños, vecinos de Venezuela y con una economía que se entrelaza, tenemos que pensar con una mano en el bolsillo a la hora de votar. Por ej., con JMS, nuestra economía regional se estancaría, y frente a una confrontación bélica, casi segura en ese evento, el Cesar, y en especial la Guajira, sufrirían, con fuerza, ese esperpento; Venezuela, quizás, nos anexaría; esa es una reclamación atávica de los venezolanos sobre estos territorios; allá tienen mapas de la Capitanía de Maracaibo en los cuales se incluye a esta región como parte de su territorio.
La personalidad de JMS es un enigma, así lo han descrito algunos lectores de las cartas astrales; su delineación superciliar no permite escudriñar su mirada. Su vanidad y su ego harían de este país un capricho suyo; esa si sería una verdadera hecatombe. Retrato en él a Taillerand, un camaleón de la revolución francesa. Pero Noemí no es menos voltiarepas; ha saltado de gobierno en gobierno libando el manjar de los dioses. Ella es de lo mismo. Por eso, retroceder hacia ellos, no es una opción. En cambio, otras opciones se empoderan; la fórmula Mockus-Fajardo tiene dimensiones novedosas, es una ecuación con equidad. Allí no es que haya un marco ideológico para la construcción y desarrollo de un Estado Social de Derecho, con un norte político definido, pero ambos ya demostraron que son honestos y este es un pilar para cualquier democracia. Reunir a dos personas con este mismo perfil, en Colombia, es un milagro. ¡Eureka! Pero si Petro logra pegar su propuesta y llega a la segunda vuelta, también madruguemos a votar en junio; ese día tendrá que temblar Colombia. Ël también ha dado muestras de  honestidad y valor, y sabe para donde va. De ahí no salgamos. Posdata. Desde esta columna le expreso mis condolencias a la familia Molina Araujo por el fallecimiento de su padre, todo un señor. Paz en su tumba.
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