El tema es obligado. Escuché a la joven, que hablaba por teléfono, contar los últimos capítulos de su ídolo (“idola”, como ella dice), en un grupito, también de jóvenes, sólo se hablaba de lo ‘tesa que era’ y entre adultos igualmente se habla, con cierta complacencia, de la teleserie La Viuda Negra, que se emite todas las noches por uno de los canales televisivos del país.
Se escuchan los mejores adjetivos que hacen alusión a su belleza (lógicamente de la actriz) y de sus adláteres, en fin, todo lo bueno para un ser siniestro. La apología rampante, sin nada de escrúpulos a un personaje que fue tristemente célebre, como muchos que están a la orden del día en Colombia.
No estoy en contra de que se conozca la historia de los que han sembrado el terror y que arrastraron en vida un reguero de sangre y muerte, muerte lenta con la droga, muerte rápida con la bala sicarial, muerte de inocentes, muerte de ilusiones, muerte del prestigio de un país, muerte al fin y al cabo, pero que los muestren tal como son, como un símbolo de maldad, que cause repulsa, rechazo a su accionar.
Sin embargo, se escoge una actriz de gran belleza, de hablar encantador, y ahí está el problema, no se le cuenta, en la teleserie, no así en el libro, lo poco agraciada que fue la viuda negra, ni que su maldad era tan mortífera como la araña del mismo nombre, una de las más temida del mundo.
Cuando se emitió la vida de Pablo Escobar, muchas veces le escuché a mis alumnas de entonces, decir que era un “papacito”, que no se perdían su historia; cuando traté de hacerles caer en cuenta de que la belleza física en un ser monstruoso daba miedo, un jovencito me desafió: “Pablo Escobar ha sido el hombre más importante del país porque acabó con mucha basura”… Otra niña, a la que precisamente una bomba puesta por el mencionado capo le mató a su padre, le preguntó: “¿Basura como mi papá?”, hubo silencio en el salón, mientras el admirador del narco mantenía una sonrisita que presagiaba cómo sería su futuro; y ya, como diez años después, he sabido de su accionar no muy bueno.
La historia hay que contarla como es, destacar la fealdad tanto física como en el accionar del protagonista y lo contrario en alguien que haya sido recto y determinante en la vida del país y del mundo. No encuentro en la historia de la televisión, por lo menos en la historia reciente, una serie en la que se trate de la vida de un ser ejemplar que sea digno de imitar.
La apología al delito, la apología a las monstruosidades que han llenado de dolor y mala fama al país, el morbo galopante, es lo que se le brinda a la juventud; ¿y los padres y maestros? Nada que hacer, el poder mediático hace rato borró la autoridad y los consejos de los mayores.
NOTICA: No le dije a la periodista que me preguntó sobre el homenaje a Gabo en los billetes que Francia tenía los más grandes Nobel de Literatura, dije que tenía el mayor número de premios Nobel en Literatura, eso es distinto. Por favor escuchar bien las grabaciones.