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Apocalípticos y pusilánimes

La Universidad Nacional sede La Paz es un sueño hecho realidad, aunque los  apocalípticos y pusilánimes que transpiran pesimismo y predicen tragedias, visionen un elefante blanco.
Para muestra, un botón, el gobernador Francisco Ovalle Angarita junto al rector, Javier Jaramillo Jaramillo y el director nacional de Admisiones, Mario Alberto Pérez hacen anuncios concretos y trazan cronograma específico.

Será una sede exclusiva para estudiantes del Cesar, al menos durante el primer semestre, en virtud del Programa Especial de Admisión y Movimiento Académico PEAMA.
Se confirmó para este septiembre la entrega de las obras, en noviembre próximo se inicia el proceso de inscripción, en el primer semestre de 2019 la inducción y en el segundo semestre la fase académica.

La Costa Caribe era la única región del país que no disponía de una sede de la Universidad Nacional, lo que estremecerá los cimientos culturales de la región con investigación y educación de calidad a nivel de pregrado y posgrado en coadyuvancia con otras universidades asentadas en Valledupar.

“No hay nada más práctico que una buena hipótesis, ni nada más real que un gran sueño”: Moises Guasserman, exrector de la Universidad Nacional y motor del proyecto en su etapa inicial.

Sin embargo, mentes baldías y retrogradas por mezquindades, infructuosamente  intentan reversar lo irreversible y figurar una derrota en donde redunda una hazaña y un suceso histórico de enorme relevancia.

La Universidad de La Paz, como símbolo de la paz pactada con las Farc, garantizará estudios de medicina y ofertará un sinnúmero de programas enfocados hacia las áreas de humanidades, arte, ciencia, tecnología, etc., según se desprende de informaciones preliminares divulgadas por las directivas de la Universidad Nacional.

No de menos importancia será  la redención social para un territorio marginal en el que sus profesionales podrán adelantar estudios de posgrado (magister y doctorado), con erogaciones a su alcance, en comparación con  el sacrificio económico altísimo que implica salir de Valledupar o ir al exterior en búsqueda de mejores estándares de conocimiento, ciencia y educación,  y determinar futuro como sociedad, inversiones sin las cuales ningún país puede potenciar su desarrollo, para concluir con una simple e inevitable ecuación: a mayor número de universidades, mayores oportunidades, por lo que no conviene especular y realizar agravios comparativos en menoscabo de la Universidad Nacional.

Por Miguel Aroca Yepes

Categories: Columnista
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